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El óptimo desarrollo físico e intelectual de los niños, desde la etapa de gestación, depende en gran medida de su alimentación. Muchas veces, al hablar de nutrición infantil se hace hincapié en el valor alimenticio de las vitaminas y proteínas, dejando de lado a minerales como el zinc
El pediatra y neonatólogo zuliano Rafael Piñero explica que el zinc interviene en la división y el crecimiento celular, proceso que es indispensable para el desarrollo infantil. Este elemento está ampliamente distribuido por todo el cuerpo y se encuentra en una alta proporción en músculos, huesos, piel, cabellos, hígado y cerebro. Su mayor concentración están en la retina y en los genitale masculinos.
El consumo de este mineral ayuda a mejorar la actividad cerebral e interviene en la síntesis de proteínas, alivia las alergias, aumenta la inmunidad natural contra las infecciones bacteriana, mantiene el sentido del gusto y el olfato, y contribuye en la cicatrización y regeneración de tejidos.
Desde que el niño se encuentra en el vientre materno, es fundamental que la madre mantenga una dieta balanceada, en la que el zinc se encuentre incluido. Grandes fuentes de ese mineral se localizan en lácteos, legumbres, levaduras, frutas secas, cereales integrales, carnes y pescados.
La lactancia materna es la mejor forma de alimentación para el infante, ya que tiene todos los nutrientes para que los lactantes no presenten ningún déficit. De hecho, los pediatras recomiendan alimentar a los bebés exclusivamente con la leche de sus madres durante los primeros seis meses de vida, luego se pueden incorporar progresivamente otros alimentos o fórmulas lácteas infantiles.
En caso en donde la lactancia materna no es posible o sea insuficiente, es recomendable el empleo de las fórmulas infantiles, ya que se encuentran enriquecidas con los biofactores necesarios para evitar el déficit de cualquier nutriente en la alimentación del bebé, indica el médico. El especialista en pediatría detalló que los biofactores son un conjunto de macro y micro nutrientes que cumplen una función individual e interactúan con una serie de procesos y funciones biológicas que favorecen el óptimo crecimiento y desarrollo del individuo.