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Ciencias… ¿aprender?, ¿recordar?, ¿relacionar?, ¿cambiar?, ¿olvidar? Es difícil responder a estas interrogantes. Motivo: los estudiantes, la mayoría de las veces, tienen dificultad para relacionar lo que hacen y ven en las lecciones de ciencias con lo que ya saben
Ciencias… ¿aprender?, ¿recordar?, ¿relacionar?, ¿cambiar?, ¿olvidar? Es difícil responder a estas interrogantes. No se sabe si las ciencias es una oportunidad para interpretar nuestro entorno y actuar; si trata de desarrollar un pensamiento científico para hacer más descubrimientos y vivir mejor; darle nombre a las acciones o quitárselo; llenar un espacio de tiempo que quedaría vacío en la enseñanza; o simplemente una combinación de todas...
En sí las respuestas son diferentes, ¿por qué? depende que rol ejerzas, profesor o alumno… uno u otro… cada uno conlleva respuestas distintas. Dirigiendo a que los estudiantes, la mayoría de las veces, tengan dificultad para relacionar lo que hacen y ven en las lecciones de ciencias con lo que ya saben.
En ocasiones la realidad es distinta a la que esperamos. Se llega a un aula con un conjunto de alumnos diversos, que han cursado varios ciclos escolares donde han “aprendido” ciencias. Llevando a suponer que tienen un conocimiento básico que permitirá ir aprendiendo más, contrastando teoría-realidad, donde la experiencia y el saber escolar son elementos clave en la interpretación de fenómenos, que suponen ser graduales y significativos, pero, ¿realmente es así?
Lamentablemente la respuesta es negativa, lo que se ha aprendido se ha olvidado, por lo que en ocasiones se quiere reaprender un tema; por ejemplo en las propiedades químicas de la materia resulta que no se conoce que es la materia, cuales son las propiedades físicas u otras cosas, esto coartando la posibilidad de reconstruir el conocimiento y promover un pensamiento-actitud científico. ¿Qué hacer? Es complicado decidir entre retomar lo mínimo, regresarse a los temas, seguir adelante ignorando el desconocimiento o buscar una forma de generar un aprendizaje que retome conocimientos previos y los vuelva significativos.
En sí para promover un pensamiento científico en un nivel competente, lo ideal sería que los jóvenes no tuvieran conocimiento frágil. Para esto corresponde crear ambientes de aprendizaje que promuevan generar oportunidades de conocer, contrastar, reconstruir, cambiar… desaprender o aprender… Esto posee la bondad de partir desde lo que saben –teoría y experiencias-, permitiendo ir actuando en la situación planteada, así como estableciendo conexiones. En el caso de seguir con un modelo tradicional, donde se entra directamente al tema y se dan las definiciones “correctas”, se promoverá un saber frágil donde lo usan sólo para pasar el curso.
¿Choque entre saber y aprender? No, se debiera promover ser “científico” como estilo y actitud de vida
La verdad es complejo pensar en cómo actuar, debido que se dice fácil promover un aprendizaje que se vaya descubriendo, pero requiere mucho trabajo por parte de alumno y maestro:
Esto son algunas ideas, las cuales no se pueden considerar correctos/incorrectas. Es imposible dar una receta, ¿por qué? los contextos físico-sociales, la diversidad, los intereses sociales, escolares y áulicos, entre otras cosas, influyen en el ambiente, los alumnos, maestro, conocimiento y compromiso.
En fin, vivir y estudiar las ciencias no debería verse como ámbitos diferentes, debido que una complementa la otra. El vivir nos da experiencias, un conocimiento real de los fenómenos del alrededor; estudiar implica desarrollar un pensamiento más formal, acercándose a una teoría y socialización.
¿Choque entre saber y aprender? No, se debiera promover ser “científico” como estilo y actitud de vida; saber porque se dio un significado, ser capaz de transferirlo y aportar para interpretar nuevas situaciones, evitando fanatismos, buscando explicaciones, en sí ampliando el proceso de aprendizaje.