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El concurso por el León de Oro de la Muestra de Venecia se cierra este viernes con un controvertido filme sobre la "guerra limpia" de EEUU, dirigido por el director Andrew Niccol, que decepcionó a los cinéfilos.
El último de los 20 filmes seleccionados para el concurso, protagonizado por el célebre actor texano Ethan Hawke, "Good Kill", ha sido tildado como "clásica americanada", porque el malo termina por redimirse, cargado de buenos sentimientos tras haber obedecido órdenes injustas.
Hawke, en el papel del Tommy Egan, es un expiloto de caza F16 en Irak que ahora maneja drones o aviones fantasmas desde una cómoda cabina en medio del desierto del Nevada.
Desde su despacho dispara por cuenta de la CIA misiles reales contra la cruz roja, niños, gente común en los mercados, todos considerados simples "daños colaterales" de una guerra necesaria contra rebeldes y extremistas musulmanes, en la que no arriesga ni un dedo.
Las dudas éticas que suscita el uso de nuevas tecnológicas en la guerra, tema de notable actualidad, --basta leer los diarios--, son la clave del filme de Niccol, que pierde buena parte de su impacto debido al final feliz.
"Creo que el filme se limita a mostrar la complejidad del asunto, sin tomar partido por uno u otro lado", explicó Hawke durante su encuentro con la prensa en Venecia.
Para la realización del filme, que no contó con la colaboración de las autoridades estadounidenses, el actor entrevistó a varios expilotos de drones.
"¿Están creando más terroristas de los que están matando?", se pregunta el realizador, cuyo filme fue abucheado durante su pase a la prensa.
- Abrir el debate sobre los drones -
La edición del 2014, que se clausura el sábado con una ceremonia en el Palacio del Cine, ha estado marcada por películas fuertes sobre la guerra, como si la realidad y los conflictos que pesan actualmente en varias partes del planeta afectaran el corazón de los artistas.
"Estamos ante un arma muy eficaz, pero que genera muchos problemas morales", reconoció el director, que no ahorró en la cinta indirectas contra la política estadounidense y el mismo presidente Barack Obama.
"¿Desde cuándo nos hemos convertido en Hamás?", lamenta la copiloto de Tommy, quien se interroga con notable ironía sobre la política del Nobel de la Paz.
El director de Gattaca, Lord of War, In Time, The Host y guionista di The Terminal de Steven Spielberg, no quiso describir "lo bueno y lo malo" de la guerra, insistió.
"Estamos ante un tipo de guerra nueva, con soldados que pueden combatir doce horas consecutivas sin descansar", sostiene el cineasta, al recordar que más que militares bien entrenados, EEUU recluta jóvenes expertos en jugar con videojuegos.
Mientras en Venecia se abrió el debate contra los drones y la llamada "guerra limpia", la guerra fría parece enterrada en la cinta del director ruso Andrei Konchalovsky, ambientada en una perdida región de la ex Unión Soviética, un retrato poético de la Rusia de hoy en día.
"The Postman White Nights" cuenta la vida de los habitantes del lago Kenozero, a través de un cartero, quien reparte el correo, las jubilaciones, los mensajes por barco, único medio que transporte.
Konchalovsky, hermano del director y actor ruso Nikita Mijalkov y coguionista de Tarkovski, quien ha participado con sus filmes varias veces en el festival de Venecia, filma a los habitantes reales, en sus casas simples, en una suerte de homenaje cariñoso a una generación destinada a desaparecer, sumida por la llegada de las nuevas tecnologías.
En efecto el filme se cierra con el despegue de un cohete ruso tras los montes en una alusión a las dos Rusias: una rural lenta y quieta y otra tecnológica y poderosa.