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Valencia: Intempestivas reflexiones en torno al Museo de Bellas Artes San Pío V.
ENTREVISTA A DON: ANTONIO MARÍN SEGOVIA. Expresidente de Cercle Obert de Benicalap“He permanecido en silencio durante mucho tiempo, aguardando algún análisis, alguna tímida autocrítica y la formulación de propuestas institucionales serias y pragmáticas en torno a un proyecto cultural serio, que permita asegurar el futuro y garantice la "visibilidad" (extraña palabra que muchos emplean con demasiada ligereza hoy en día) para el Museo de Bellas Artes de San Pío V de Valencia, ese singular espacio que es algo más que un contenedor museístico, pero que para nuestra clase política no pasa de ser un juguete.
Ahora me desayuno con una carta de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, plagada de tópicos y lamentos a deshora, pero sin ninguna propuesta ni critica rigurosa y valiente contra los máximos responsables del naufragio de lo que algunos expertos aseguran que es la segunda pinacoteca de España. Repito: segunda pinacoteca de España, ese país europeo que lleva siglos intentando destruirse y todavía no lo ha conseguido, acertada y oportuna frase atribuida a Bismarck.
El problema del Museo no es que tenga un director designado digitalmente por el gobierno valenciano de Ximo Puig. No y No. Y perdonen que lo repita: la ausencia de un director elegido según las recomendaciones del ICOM (Consejo Mundial de Museos) no es la verdadera y principal cuestión que debe inquietarnos y soliviantarnos. El problema es que la Generalitat Valenciana, capitaneada por el incombustible Ximo Puig, carece de un programa cultural concreto y voluntad necesaria para confeccionar, para impulsar acciones globales en materia de conservación, promoción, rehabilitación y difusión del Patrimonio Histórico y Artístico. Así de claro.
Otra cuestión que nadie se atreve a decir: el gobierno del Botánico, encabezado por Puig, jamás ha tenido intención de suscitar un verdadero debate y establecer (junto con los agentes y dinamizadores culturales), un plan estratégico sobe el papel que deben desarrollar y suscitar nuestros museos y bienes culturales dentro de la decadente, pasiva e indolente sociedad valenciana.
Pero lo realmente peligroso y triste hoy, es contemplar y soportar el exceso de palabras y retahíla de llantos que se vierten en torno al Museo y a todo lo concerniente al Patrimonio Cultural Valenciano, pues lo único que pretenden y logran con indudable éxito es, ocultar la bochornosa y patética realidad. Y la realidad surge y emerge siempre, a pesar de los esfuerzos por silenciarla, por negarla, por maquillarla...
Vamos a hablar claro y sin eufemismos. Ha llegado la hora de emplear un lenguaje directo y dejar los discursos para los charlatanes y vendedores de crecepelos de moda.
La promoción y acceso a la cultura es hoy entendida, por la mayoría de agentes, expertos y gestores institucionales, como un simple entretenimiento, un adorno, un inocente pasatiempo intrascendente y banal... Y el que afirme lo contrario, miente como un bellaco.
Por cierto, ha llegado el momento de plantearse qué demonios entendemos por cultura, hoy en un mundo, en una sociedad como la nuestra, donde no hay tiempo para la contemplación, la critica, el compromiso y la reflexión serena. Y donde la cultura es una simple mercancia, algo que llena de "prestigio" a determinados personajes pudientes, con demasiado ego y vanidad.
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Pero otro tema que nunca es ni será noticia en las portadas virtuales y vegetales, es la ausencia de una sociedad civil organizada y combativa, con un programa alternativo y serio, que quiera y aspire a un cambio de rumbo cultural radical. No hay valentía ni capacidad intelectual para plantear propuestas serias, que zarandeen las conciencias adormecidas de nuestra clase política, de nuestros conciudadanos. Así es, nos guste o no.
Vivimos tiempos oscuros y algo más que líquidos, donde se constata que la "izquierda", o eso cosa que se llama progresía, ya no es el faro cultural ni la vanguardia que antaño fue. Hoy la supuesta "izquierda" se limita a repetir esquemas obsoletos, que no generan ni provocan diálogos ni debates entusiastas y cáusticos. No se sabe ni se quiere transmitir propuestas y mensajes diferentes a los de "siempre", que nos inviten a la reflexión, que nos obliguen al compromiso, en aras a generar una nueva cultura, alejada de los clichés y formatos tradicionales y evanescentes.
Por todo lo anteriormente expresado, el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia seguirá siendo noticia durante los venideros años. Sí, seguirá siendo esa noticia que rellena espacios en internet, para que casi nadie las lea. Y lo peor de todo: son "noticias", quejas y lamentos que casi nadie se toma en serio, pues repiten lo mismo una y otra vez, sin transmitir pasión ni veracidad... El bla, bla, bla... del día. Aburrimiento, hastío... una náusea que lo contamina todo e impide todo diálogo y acción transformadora.
Para concluir la presente reflexión personal, deberíamos todos reconocer que la culpa, la responsabilidad de la ausencia de un proyecto cultural no se puede ni debe atribuir en exclusiva al gobierno de la Generalitat Valenciana. Todos, de una manera u otra, somos actores y responsables, pues con nuestro silencio y nuestra inacción habitual, hemos permitido y alimentado que seamos el hazmerreir en el elitista y cerrado mundillo cultural. Ah, por cierto, a la sociedad valenciana en general lo que pasa en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia o en los despachos de las instituciones, ni le va ni le viene. Así somos todos de ineptos e incapaces, que ni siquiera sabemos promocionar y hacer "visible" nuestros mejores espacios museísticos y resto de bienes culturales singulares.
¿Para cuándo entonaremos el mea culpa e iniciaremos un debate abierto, asumiendo compromisos y elaborando un programa estratégico serio y pragmático que logre que los asuntos culturales no sean concebidos y vistos como un simple entretenimiento, un pasatiempo de fin de semana, un titular periodístico?
Ahora, y como despedida, quiero compartir y formular un deseo para el año próximo, para el 2019: ¡Qué la verborrea y las buenas intenciones de unos y otros, no nos cieguen, no nos dejen mudos, no nos dejen indolentes y derrotados!
Difícil lo veo. La abundancia de palabras nos impide escuchar, entender, ver, crear y sentir la realidad, la verdadera realidad que habita dentro y fuera de nosotros”.
ENTREVISTADO: ANTONIO MARÍN SEGOVIA. expresidente de Cercle Obert de Benicalap Fotografías del mismo Antonio Marín Segovia