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Esta década final parece construida sin tiempo
En su mensaje de fin de año, el presidente del Banco Central, Nelson Merentes, indica que "pese a los enormes esfuerzos desplegados para avanzar en el proceso de transición de una economía rentista hacia un nuevo modelo socio-productivo, el proceso ha sido lento". Estimado señor Merentes, no ha sido lenta la transición a que se refiere este modelo, simplemente no ha existido, esa es la realidad. Este modelo socio-productivo, no es social ni productivo, se pretende que los productos de la canasta básica lleguen a mayor número de personas a un precio solidario pero eso no es producción, eso es simplemente el deber del Estado, equilibrar y controlar la venta de los alimentos indispensables de la mesa del ciudadano. No existe producción como políticas de Estado, pero sí existe la compra de toneladas de alimentos a nuestros vecinos del ALBA, demostrando con ello un comportamiento de “agricultura de puerto” que teníamos que haber dejado desde hace tiempo en el pasado, tenemos que aprender a producir nosotros mismos. El Estado tiene mentalidad rentista. De paso, como tiene dinero, prefiere hacer lo elemental para solucionar sus problemas graves de escasez. Es más difícil poner a producir las tierras y a sus habitantes.
Toda esa política de recuperación de tierras, ¿de que ha servido? ¿son ahora más prósperas en manos del Estado? En realidad, la frase dicha por Merentes resulta optimista respecto al descalabro que sufren las exportaciones no petroleras, herramienta esencial para diversificar las fuentes de ingreso y disminuir la dependencia del precio del barril de petróleo. En 2009, las exportaciones no asociadas al petróleo se ubican en 3 mil 326 millones de dólares, una cifra que se traduce en el peor desempeño de los últimos trece años. ¿Qué quiere decir que las exportaciones no asociadas al petróleo estén en una caída tan drástica?, simplemente que no hemos aprendido en estos últimos 10 años, que todo ha sido perdido, que es una revolución de palabras, cambiar todo para que no cambie nada. ¿Por qué llamo a esta época sin tiempo?, porque no hemos aprendido de nuestras equivocaciones.
Lo que hemos hecho y bastante es equivocarnos sin hacer uso de correcciones a tiempo. Incluso, las exportaciones no petroleras se ubican 36% por debajo de lo alcanzado en 2003, año en que los empresarios se declararon en paro y representan 36, 6% menos que en 2002, cuando el golpe de Estado desestabilizó la economía venezolana. El BCV se limita a indicar que el desplome obedece principalmente al desempeño de las "empresas productoras de metales comunes, sustancias y productos químicos y productos de caucho, entre otros". ¿Acaso el Estado no es también culpable de ese desplome? Es tan sólo una lucha a muerte para acabar con la Industria Nacional, pero todos sabemos que en economía todo está relacionado, este síndrome del miedo a la producción Nacional, que genera una política de asfixia a los empresarios no gobierneros generará a la larga más pobreza y rencor político.
No ha sido lenta la transición a que se refiere este modelo, simplemente no ha existido, esa es la realidad
La dependencia del barril de petróleo para generar ingresos está causada por las condiciones del parque industrial en el país. El sector privado debe enfrentar una agenda política gubernamental que priva sobre la económica, lo que se traduce en lidiar con un Estado que apunta hacia la "hegemonía pública en el control de los medios de producción", tal y como indica el Plan Socialista 2007-2013. El Gobierno nacional reitera que ésta es una fase "de transición" donde se ve la convivencia de las industrias estatales y las privadas. Pero esa transición está resultando traumática al menos para el ambiente de inversión privada.
La inversión privada muere a pasos agigantados, dentro de poco tendremos una sociedad de iguales, todos completamente pobres, temerosos, bajo un Estado que controla todo, repartidor de dadivas, manejador de una doctrina extraña, anticapitalista viviendo en un país capitalista hasta la médula de los huesos. La diferencia entre capitalismo y socialismo es la siguiente, el capitalismo reparte desequilibradamente el capital, haciendo ricos a muy pocos que son los dueños de los medios de producción, y dejando en la miseria a la inmensa mayoría de la población. En cambio el socialismo en que creen muchos, entre ellos el que está implantado en Venezuela reparte la miseria entre todos, igualándonos a la fuerza, así todos somos pobres y miserables en este valle de lágrimas llamado Venezuela. Pero el capital permanece y es manejado por unos pocos, ellos hacen sus maromas y maniobras económicas, inventan sus números en las estadísticas, tienen sus medios de comunicación donde transmiten sus mentiras, haciéndonos creer que somos inmensamente ricos, felices, que vamos por buen camino. Y claro que si vamos por buen camino, para el infierno.