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El 20 de enero de 1927 salió por primera vez la tamborrada infantil de Euskal Billera. Tras la Guerra Civil, 1936-1939, se reanudan los desfiles, llegando hasta el año 1961, en que se opera una importante transformación. Hoy, desfilan más de 4.000 niños y niñas en 52 compañias
El 20 de enero de 1927, festividad de San Sebastián, desfiló por las calles donostiarras, por vez primera, la tamborrada infantil. A las once de la mañana de aquel día la tamborrada infantil de Euskal Billera se dirigió a la Plaza de la Constitución a través de las calles Puyuelo, Narrica e Iñigo. Ya en la Plaza, los niños interpretaron las marchas clásicas de la tamborrada, a los sones de tambores y barriles. Presidían el acto las autoridades asomadas a los balcones de la Casa Consistorial. El concierto se repitió minutos más tarde en el kiosco del Boulevard.
Con éxito creciente y ante la satisfacción de los donostiarras siguió desfilando en años sucesivos la tamborrada de Euskal-Billera. Tras el lamentable paréntesis de la Guerra Civil, 1936-1939, se reanudan los desfiles con igual brillantez, llegando hasta el año 1961, en que se opera una importante transformación.
Años más tarde se amplía la primitiva tamborrada infantil y se forman nuevas compañías. Año tras año va aumentando el número de participantes y la gran mayoría de centros escolares de San Sebastián tienen su batallón propio. La formación de las compañías se hace en el parque de Alderdi Eder a mediodía. Allí el General y su Ayudante los revista. Luego con la Bella Easo y sus damas suben estos, al balcón central del Ayuntamiento para saludar al Alcalde, quien les habla, desde allí, a los niños. El tambor mayor se elige de manera correlativa entre todos los colegios, y el General, Ayudantes y Bella Easo, Damas de Honor se eligen por sorteo entre todos los colegios que todavía no han tenido representación.
Los primeros uniformes de la tamborrada reproducen los utilizados por los batallones Guipuzcoanos, cuyo origen está en el Tercio de Gipuzkoa, creado en el año 1703, por el Rey Felipe V. Los batallones Guipuzcoanos intervinieron activamente en la Guerra de la Independencia, tomando en esta época el estilo francés de vestimenta militar. Estos primeros uniformes de la Tamborrada son los correspondientes al Reglamento de 1830 a excepción del Batallón de Euskal-Billera, que es de 1808.
También se utiliza el tradicional traje de cocinero. Al ampliarse el número de participantes se dio entrada a otras compañías, con otros uniformes, como son los Cazadores Provinciales de la Guardia, Lanceros de la Guardia Real, Marinos con uniforme de mediados del siglo XIX y Artilleros del Regimiento de Guarnición del Castillo de la Mota. En los últimos años, al ser tantas las nuevas compañías, la elección de uniformes debe hacerse sobre otros ejércitos y otras épocas. Pero se mantiene la fidelidad de la historia y se mejora la calidad de los materiales empleados en su confección.
La Tamborrada Infantil tal como la conocemos hoy día, con la participación de los colegios, sufrió en 1961 un cambio. Hasta esa fecha era la tamborrada infantil de Euskal Billera la que participaba el día de San Sebastián. A partir de esa fecha la incorporación de los colegios dio una gran brillantez al día 20 de Enero. Javier Mª Sada en su libro "Dos Siglos de Tamborrada" comenta a este respecto: "En 1960 Carlos Blasco de Imaz comenzó a gestar la idea de una gran Tamborrada Infantil. El proyecto fue presentado a otros donostiarras entusiastas, y lo plantearon a Pedro Arana, vice-presidente del Centro de Atracción y Turismo, a quien le gustó mucho y puso todo de su parte, para llevarlo a la práctica. Este año, a título de ensayo, se añadieron heraldos, una sección de caballería -en colaboración con la Sociedad Hípica de San Sebastián y otra de artillería, con pequeños morteros arrastrados por los poneys de Igueldo. La Tamborrada recobró parte de su brillantez de antaño y con vistas al año siguiente, se encargó el diseño de los uniformes de nuevas compañías a Manuel Martín González." En 1961 la Tamborrada Infantil, tomaron parte diversos colegios de la ciudad y tomaron parte más de trescientos niños. En la actualidad son 52 compañías las que desfilan.
El origen de la Villa de San Sebastián, también conocida por los antiguos como Izurun, Irutxulo (nombre que significa tres agujeros, y que hace alusión a las tres playas que rodean su litoral), se sitúa en el asentamiento humano creado alrededor del monasterio de San Sebastián, sitio en el centro de la Bahía del Antiguo, donación realizada por el rey navarro Sancho el Mayor al monasterio de Leire.
Este pequeño punto geográfico fue creciendo en relevancia debido a sus actividades económicas centradas primordialmente en la pesca de la ballena y en la comercialización de sus productos.
En 1101 le fue otorgada la carta-puebla de manos del monarca navarro, Pedro I, nombrándola Villa por su interés geográfico y estratégico.
El origen de la tamborrada es incierto. Se barajan varias hipótesis, una de las cuales se remonta a 1597, año en el que la villa se vio seriamente afectada por una epidemia de peste.
La peste aisló a San Sebastian del resto de los pueblos, y se instaló un hospital en la isla de Santa Clara, para separar a los enfermos. Contratándose un cirujano de Pamplona para dirigir esa epidemia. Por eso, la víspera, se hizo voto solemne de ayunar e ir en procesión a la parroquia o monasterio de San Sebatian del Antiguo. Los txistularis encabezaban la procesión al son de solemnes y populares marchas. Los escoltaba el pueblo con hachas y velas. Cuando desapareció el voto de ayunar el 19 de enero, se formaban cortejos risueños y desapareció la tristeza con la alegria popular y cenas. De ahí, algunos quieren ver el origen de la tamborrada. Otros, en cambio, lo ven en la ceremonia encabezada por el alcalde del cierre de puertas que tenía lugar todas las noches, ordenadas por el rey Carlos III. Era todo un espectaculo y tenia un gran poder en la gente y los niños. Los niños imitaban la ceremonia con latas y palos, simulando a los personajes serios de tan severa ceremonia. Las fuentes de cañoietan y de San Vicente eran los escenarios de los primeros ensayos. En cuanto a los barriles, estos procedían de un almacen de pescado que Buenetxea tenía en San Vicente. Los barriles de la escabecheria tuvieron un importante papel en la tamborrada, porque mientras se llenaban sus recipientes los jovenes los batian con palos y desfilaban con mucha guasa por las calles cercanas.
La letra de las melodias no debía ser muy recomendable. Una de ellas era "artzak ez du bihotzik". Y otra, "arranda bortuetan". Como toda la música donostiarra, para estas circustancias era humorística, y a poder ser que se riera de los ingleses.
En aquella época, la población rendía culto a San Bartolomé y a San Sebastián, los cuales eran honrados con sendas procesiones en las que participaban txistus y tambores. Era tan grave la situación, que organizaron rogativas a ambos santos y parece ser que San Bartolomé no se tomo muy en serio su labor, siendo el santo de Ostia el único de los dos que obró el milagro. A partir de ese momento San Sebastián fue considerado único patrón de la Villa, quedando excluido y caído en desgracia el santo que actualmente da nombre a una famosa calle y un no menos conocido muro del Centro de nuestra ciudad.
Si bien esta historia puede considerarse como antecedente de la fiesta patronal de la Villa, cobra mayor peso la que se traduce como consecuencia de la tradición de ocupación que San Sebastián ha arrastrado consigo desde la época de la construcción del Castillo de La Mota por el rey Sancho el Mayor de Navarra. Y también, cómo no, por su tradición carnavalesca, ya que el donostiarra kaxkariña se ha distinguido por su afición al disfraz y al baile.
Las largas y sucesivas ocupaciones que ha sufrido la Villa a través de los siglos le han inferido cierto toque militar en sus festejos, como se puede colegir de trajes y música marcial tradicionales.
Cocineros, panaderos, cantineras y aguadoras observaban una frenética actividad suministrando y avituallando a las guarniciones que periódicamente se pertrechaban en el Castillo.
Los últimos estertores de la ocupación napoleónica trajeron la desgracia a la pacífica ciudad costera. Una guarnición del ejército francés se atrincheró en el Castillo en su retirada a Francia, pues San Sebastián era considerada punto estratégico. Llegaron a mantener una relación pacífica con los habitantes del enclave, basada en una especie de “entente cordiale” tácito.
Hasta la trágica noche en la que los cañones de la artillería naval del Duque de Wellington apuntaron a sus murallas.
El 31 de Agosto de 1813 el ejército aliado comandado por Wellington destruyó la Villa tras varios días de asedio, aniquilando a su población. Días más tarde los supervivientes iniciaron las reuniones para la reconstrucción de la Villa. Se cuenta que la población civil salía a la calle a protestar contra el asedio de los que se suponían sus salvadores, con ollas y barriles, haciendo ruido… Pero la fecha que da inicio a la Tamborrada como festejo patronal se sitúa en 1836, siendo sus comienzos una comparsa de Carnaval.
Con el tiempo la fiesta ha ido creciendo, barrios, sociedades, asociaciones de todo tipo salen a tocar la Tamborrada. Durante 24 horas no se escuchará otra música que las marchas del Maestro Sarriegi y el redoble de miles de tambores.
La fiesta donostiarra por antonomasia es la Tamborrada. Su origen ha quedado desdibujado por el tiempo, predominando en no pocas versiones que han circulado sobre el mismo la fantasía del narrador sobre los hechos reales.
En el libro de mandatos de la iglesia de S. Vicente (1540-1670) puede leerse: "San Sebastián. El año de mil y quinientos noventa y ocho que hubo peste en esta Ciudad, se hizo voto de ayunar la víspera de San Sebastián, tomando al santo por su patrón y su dia con la reliquia del santo que hay en la parroquia de Santa María; de ella sale la procesión para San Sebastián el Antiguo y dice la misa mayor el Vicario de Santa María".
El nombre de Sarriegi siempre está y estará presente en la tamborrada
En el primer tercio del siglo XIX la procesión -en la que, al parecer, participaron tambores y palos- dejó de celebrarse, siendo sustituida por otros actos religioso- profanos intramuros. La citada procesión no puede, en realidad, ser considerada como un antecedente directo de la Tamborrada, pero si una celebración en honor del Santo a la que sustituyó.
Los historiadores locales no se ponen de acuerdo en la fecha de celebración de la primera tamborrada y el por qué de ella: si la peste de l540 o si la quema de la ciudad en 1813, ni tan siquiera pueden afirmar que ésta existió de forma organizada. Más bien muchos parecen inclinarse por una lenta formación de la fiesta a partir de dos elementos. Uno fue, sin duda, la música militar que en una plaza fuerte se podía escuchar continuamente. El otro, las ganas de diversión de los donostiarras. En algún momento ¿1836? surgió la chispa -en un entorno carnavalesco- que animó a algunos donostiarras a imitar, a seguir, a responder – o quizás a burlarse- del desfile de alguna formación castrense oficial . Pudo ser el inicio de la Tamborrada.
Durante sus primeros años de existencia la tamborrada -que no tenía uniformidad en el vestuario- realizaba su salida a las cinco de la madrugada y, tras finalizar su recorrido, se unía al tamboril en el cruce de las calles San Jerónimo y 31 de agosto, con objeto de entrar juntos en la Plaza de la Constitución, donde se corrían los toros ensogados (sokamuturra). La Fraternal, la Unión Artesana (ambas se fusionaron en 1879) y Euskal Billera fueron las primeras sociedades populares en organizar la tamborrada.
Hoy día, tras larga evolución -que todavía no ha concluido- la fiesta se centra en el desfile de un centenar largo de "tamborradas" a lo largo de las 24 horas del día 20 de enero, festividad de San Sebastián. Al conjunto de la fiesta se denomina también "Tamborrada".
Cada tamborrada está constituida por entre treinta y cincuenta tamborreros, generalmente vestidos con trajes militares del siglo XIX -nótese que van vestidos, no disfrazados- y entre cincuenta y cien barrileros que, vestidos de cocineros o aguadoras, portan pequeños barriles sujetos a la cintura. En 2011 aparece un nuevo instrumento el "urkedamborra", con sonido de tambor, destinado a que la sección de tambores de la sociedad Kresala puedan participar aguadoras. También forma parte de la comitiva una banda de música, si bien está al margen de la organización, cobrando en la mayor parte de los casos por sus servicios.
Para ser considerada tamborrada "oficial" y, por lo tanto, poder optar a una subvención municipal, es obligatorio que esté organizada por una sociedad benéfica, cultural, recreativa o deportiva asentada en San Sebastián. También se recomienda un mínimo de componentes y el respeto en el recorrido a la prioridad de paso que asiste a las tamborradas más antiguas. Existe una coordinadora de tamborradas que dispone de delegados que representan las tamborradas de cada zona de la ciudad, que es la encargada de tomar las decisiones necesarias para la buena marcha de la fiesta y de realizar los enlaces pertinentes con el Centro de Atracción y Turismo y con el Ayuntamiento.
En las mayor parte de las tamborradas la mujer se incorporó activamente en la fiesta en la década de 1990 (inicialmente Kresala, Txubillo, etc.), desfilando como tamborreras y/o "aguadoras". Estas últimas portan un instrumento que recibe el nombre de "herrada", similar al barril en cuanto al sonido pero, a diferencia de éste, tiene la base inferior ligeramente más grande que la superior y lados rectos (forma troncocónica). Su indumentaria -inspirada en la de la mujer del s. XIX- no está totalmente establecida, pero, por lo general, está formada por tocado blanco, corpiño negro, faldas largas de color, pañoleta al cuello y abarcas de goma sobre calcetines de lana blancos.
En ciertas tamborradas, normalmente coincidiendo con las de menor antigüedad, la indumentaria de tamborreros y barrileros es la del traje de cocinero. Con el paso del tiempo es frecuente que los tamborreros adopten la indumentaria militar tradicional, diferente para cada tamborrada. Tanto los uniformes como el resto del material corren por cuenta de los componentes de las tamborradas o de las instituciones de que dependen, otorgando todos los años el Ayuntamiento la antedicha subvención a cada una que se utiliza generalmente para sufragar los servicios de la banda de música.
La máxima autoridad de cada Compañía la ostenta el "Tambor mayor" que, sirviéndose de un bastón de mando provisto en su parte superior de cortas cintas, dirige los golpes que tamborreros y barrileros/aguadoras han de dar a los tambores (bastón vertical), a los barriles/herradas (bastón horizontal cuando el golpe no es unísono con los tambores) o los palillos entre si (bastón horizontal); le sirve también para indicar la finalización de cada pieza (bastón invertido). Los barrileros están atentos a las instrucciones impartidas por el "Barril mayor" ), que porta un gran tenedor, cuchillo o cuchara entre sus manos con el que procede a la dirección de su sección.
Una reducida escuadra de gastadores encabeza la comitiva, al frente de la cual desfila un "Cabo". Tras ellos se sitúan la bandera de San Sebastián y la del colectivo que promueve la tamborrada, acompañada por un pequeño grupo de "cantineras". Les siguen los grupos de tamborreros y de barrileros encabezados respectivamente por un "Cabo de tambores" y un "Cabo de barriles". La banda de música se sitúa entre los tambores y los barriles.
Las tamborradas de mayor antigüedad son las organizadas por las sociedades gastronómicas. Los socios de muchas de ellas son exclusivamente hombres, razón por la que en algunas tamborradas son las mencionadas cantineras las únicas representantes de las mujeres donostiarras. En el año 2007, tras presiones municipales, las aguadoras forman parte de Gaztelubide, una de las tamborradas que se había opuesto con mayor ahínco a la participación de la mujer en su tamborrada.
El repertorio musical de las tamborradas está formado por una decena de composiciones de Raimundo Sarriegui (1840-1913), interpretadas por la banda de música acompañada por los tambores, los barriles y -cuando las hay- las herradas.
Sustítulos son: Irirayena (1882), Diana(1882), Retreta (Pasodoble 1º de tambores, 1882), Retreta (Pasodoble 2º de Tambores, conocida como "Tatiago", 1884), Polka de tambores (1885) y la Marcha de San Sebastián (1861) que, aunque en general no es cantada en la tamborrada, cuenta con letra de Serafín Baroja ("Sebastian bat bada zeruban...").
A partir del año 1993 algunas tamborradas incorporan otras composiciones de Raimundo Sarriegui, tales como Gau Ibillera ("el alcalde le dijo al obispo..."), Caballería de viejas (1881), Caballería de Gallos, Ataque de Herrikosemes y Gau Ibillera, esta última sin autor conocido. Es tradición entre los buenos donostiarras interpretar en público las mencionadas composiciones exclusivamente el día de su Patrón y en los ensayos de las tamborradas, que tienen lugar varios días antes de la festividad. En el año 2013 algunas tamborradas incorporaron la "Antigua Marcha de San Sebastián", que si bien no es composición de Sarriegui, se considera que representa también a la ciudad
No se sabe con exactitud cuándo ni cómo comenzó la Tamborrada. Algunos lo atribuyen al redoble que producían las chicas de servicio y sus acompañantes, menestrales y soldados, mientras esperaban su turno ante una de las tres fuentes que surtían de agua a San Sebastián. Sin embargo, hay también indicaciones de que comenzó en 1836 siendo una de las comparsas del carnaval donostiarra y que, a partir de entonces, se empezó a tomar como tradición festejar al patrón recorriendo las calles de San Sebastián. La melodía que sonaba por aquella época era una marcha de zortziko del maestro Santesteban hasta que en 1860 Raimundo Sarriegui escribió la Marcha de San Sebastián.
Los primeros participantes de la tamborrada salían de madrugada de la Sociedad La Fraternal y recorrían las calles hasta las 8 de la mañana, que se detenían entre las calles Iñigo y Narrica, para esperar la aparición de la sokamuturra. La Fraternal fue sustituida posteriormente por la Sociedad Unión Artesana, más adelante vino la tamborrada de Euskal-Billera y más tarde se fueron multiplicando las tamborradas por los barrios Donostiarras.
En un principio, los participantes iban disfrazados, pero más tarde se uniformaron. Los primeros uniformes utilizados reproducían los de los batallones Guipuzcoanos que intervinieron en la Guerra de la Independencia y tenían un estilo francés de vestimenta militar. A medida que se fue ampliando el número de participantes en la tamborrada, se dio entrada a otras compañías con otros uniformes.
En los últimos años, al ser tantas las nuevas compañías, la elección de uniformes debe hacerse sobre otros ejércitos y otras épocas. Pero se mantiene la fidelidad de reproducción y se mejora la calidad de los materiales empleados en su confección. Asimismo, cabe destacar que el traje tradicional de cocinero también se utiliza.
En lo que respecta a la tamborrada infantil, fue el 20 de enero de 1927 cuando por iniciativa de Euskal Bilera (Mauricio Etxaniz) salió por primera vez por las calles donostiarras una tamborrada compuesta por niños. Debido al éxito obtenido continuó desfilando en años sucesivos hasta que en 1960, debido a problemas organizativos, tuvo que ser reforzada con la participación de niños procedentes de diferentes centros escolares de la ciudad. En 1961, de la mano del Centro de Atracción y Turismo, 9 colegios tomaron el relevo a la Tamborrada Infantil de Euskal Bilera y junto a la misma, conformaron la primera gran Tamborrada Infantil de nuestros días: Caballitos de Igeldo, Euskal Bilera, Marianistas, Sagrado Corazón – Mundaiz, La Salle, Colegio San Ignacio – Jesuitas, Escuelas Francesas, Escuelas del Almirante Oquendo y del Asilo Reina Victoria y la Real Sociedad Hípica.
En la actualidad son 52 las compañías que conforman el desfile que cada 20 de enero recorre las calles del centro de la ciudad.