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El líder nacionalista Alex Salmond, que siguió recibiendo sondeos adversos este viernes, acusó al gobierno británico de David Cameron de instigar a los empresarios a hablar en contra de la independencia de Escocia.
"Las huellas del primer ministro están por todas partes", dijo sobre las advertencias de "uno o dos patrones de supermercados" de que los precios subirán en una Escocia independiente, refiriéndose a los directivos de ASDA y John Lewis.
El portavoz oficial de Cameron se limitó a decir que habla "con empresarios todo el tiempo y los empresarios se forman sus propias opiniones".
El jueves además se supo que el banco Royal Bank of Scotland pensaba mudar su sede social a Londres después de 300 años en Edimburgo si triunfa el "sí".
Pese a ello, Salmond dijo seguir convencido de que el "sí" ganará el referéndum de independencia del 18 de septiembre. "Tengo más confianza que nunca en que la gente de Escocia dirá 'sí'", escribió el en diario escocés Daily Record.
Faltan seis días para la cita electoral del 18 de septiembre, en la que 4, 2 millones de residentes están llamados a decir "Sí" o "No" a la pregunta de si Escocia debería ser un país independiente.
Un sondeo del instituto YouGov para el diario The Times otorga un 50% de intención voto a los unionistas, un 45% a los secesionistas y 4% a los indecisos.
Más tarde, The Guardian difundió un sondeo de ICM que confirma la ventaja de los unionistas (42%) sobre los independentistas (40%) pero revela un aumento de los indecisos hasta el 17%.
El incremento podría explicarse por la aparición de dudas en un tramo final muy intenso y dominado por cuestiones que afectan al bolsillo de los escoceses.
La campaña se trasladó este viernes a Glasgow, capital económica de la región pero también martir de las políticas de desindustrialización conservadora de los años 1980, la ciudad con menos esperanza de vida del Reino Unido.
Salmond visitó Aberdeen -la capital petrolera escocesa-, Inverness y Dundee, mientras su mano derecha, Nicola Sturgeon, estuvo en Glasgow y Edimburgo.
En el otro campo, el líder laborista nacional Ed Miliband participará en un mitin en Glasgow acompañado del exprimer ministro y exministro de Finanzas Gordon Brown, cuya irrupción en la campaña el domingo puso fin a la hemorragia de votos unionistas, según los analistas.
La pérdida de Escocia sería una tragedia para el laborismo y podría condenarlo a años y años de oposición. En las legislativas nacionales los laboristas ganan siempre la mayoría de los 52 diputados que la región envía al parlamento de Londres.
- El "Sí" pierde empuje -
El presidente del instituto de sondeos YouGov, Peter Kellner, dijo que su última encuesta revela que sube la gente que cree que estaría peor en una Escocia independiente -particularmente las mujeres- y que se preocupa por lo que le ocurriría a sus cuentas bancarias.
"Desde que Gordon Brown entró en el debate, el bando del 'sí', que había estado subiendo tanto, se ha estancado. Sus avisos de que la independencia sería mala para el empleo y las finanzas familiares ha calado", escribió en The Times.
"Si Salmond quiere encarrilar su campaña, tiene, una vez más, que garantizar a los escoceses que la independencia no amenaza ni sus empleos ni su calidad de vida", agregó. "Ha perdido los enfrentamientos de esta semana, los próximos siete días nos dirán si ha perdido la guerra", sentenció.
Otro que vino a hacer campaña a Glasgow fue el líder del partido británico anti-inmigración y antieuropeo, Nigel Farage, que dice que una independencia dentro de la Unión Europea no lo sería en absoluto.
Escocia es un tercio del territorio del Reino Unido y 8, 4% de su población. Su secesión dejaría al Reino Unido "debilitado globalmente como nación", dijo Farage a la BBC en vísperas de su visita.