Lo que a continuación leerán no es una crónica de los años 30 ó 40, donde la lucha sindical se torno violenta en razón de los ataques de que eran objeto por parte de los patronos, no, esto sucede en nuestro país bajo la mirada atónita de empresarios y comunidad en general, pero complaciente de las autoridades, que no pueden o quieren ponerle el cascabel al gato. Este ultimo año, sólo en anzoátegui, han muerto aproximadamente más de 15 dirigentes sindicales, no se han enfrentado con los empresarios, sino con otros sindicalistas por el control de las obras que se ejecutan en la región, este fenómeno obedece a que es un negocio muy rentable ser delegado sindical ( 2 sueldos mínimos, cesta ticket y otros beneficios ), se cobra sin trabajar y no pueden ser removidos de los puestos de trabajo.

Es el caso de Felix Martinez

En mi humilde opinión, es necesario que las autoridades empiecen a ponerle mano dura a estos hampones que, bajo el ropaje de defensores de los trabajadores, comercian, estafan, matan y sabe dios que otras cosas con los puestos de trabajo; en estos momentos de crisis global es necesario tener una sociedad productiva que contribuya con los impuestos y reactive la economía, no unos bandoleros que detengan las producciones de bienes y servicios, como es el caso de los señores Félix Martinez (MMC automotriz) y Yeant Sabino (VIVEX), amenazando a empleados y obreros de las empresas con que cuentan con el apoyo del Comandante de la Revolución y Presidente de la República Hugo Chavez Frías, que dicho sea de paso, no creo que el los apoye y menos en esta coyuntura económica donde lo que se quiere es salir adelante. Todos estos actos vandálicos deberían ser observados con detenimiento, tanto por los detractores como por los partidarios de la Revolución, yo por mi parte no soy defensor a ultranza de ninguna posición política, sólo me detengo a pensar que si las obras y fabricas se convierten en asesinas gracias a los sindicalistas, las personas obtaran por el trabajo informal y la economía nacional se ira al diablo.

Bandoleros que detengan las producciones de bienes y servicios