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El maní o cacahuate (Arachis hypogaea) es una planta de 30 a 50 centímetros de altura, que da flores y frutos con semillas comestibles. Apenas nace un nuevo fruto, su tallo crece tanto que por el peso termina llegando al suelo. Se hunde en él y es por eso que la vaina que contiene los maníes termina creciendo bajo la tierra. Este fruto es originario de América del Sur, de las tierras bajas de Bolivia, donde era cultivado desde hace más de 5.000 años.
La palabra maní: se usa para la planta, para el fruto y para la semilla, en la mayoría de los países hispanos. Podría ser origen taíno o del idioma guaraní, donde se le denomina mandubí.
La palabra cacahuate: viene del náhuatl tlalcacahuatl, compuesta por tlalli -tierra, suelo- y cacahuatl –granos de cacao-, que significa "cacao de la tierra".
De vuelta a América
Cuando los europeos llegaron a América, el maní se extendía por muchas áreas, pero se consumía de manera popular. Ellos llevaron las semillas a Europa; sin embargo, las condiciones climáticas impidieron un buen cultivo. Tiempo después, los mercaderes y exploradores lo llevaron a África y Asia, donde el clima era más favorable para su producción. Luego, fueron los esclavos africanos, que llegaron en la época colonial, quienes trajeron el maní y finalmente lo popularizaron en América como alimento.
Señor de Sipán
En el norte de Perú se descubrió la tumba más rica que se haya encontrado en América. Esta tumba perteneció a un señor moche que fue enterrado con espectaculares adornos y accesorios de oro, plata y otros metales preciosos. Uno de estos adornos es un collar de oro con cuentas con forma de maní.
Mazapán de maní
Los europeos utilizaron el maní como sustituto de las almendras para preparar mazapanes y dulces. El cacahuate se podía tostar, moler y mezclar con azúcar, miel y clara de huevo.
Bibliografía: Sabores de América autoras Ana María Pavez y Constanza Recart, pagina 6/7 año de publicación 2010.
Fuente: Juan Antonio García.