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El fotógrafo brasileño presenta en el MACC la exposición "Quilombolas"
Cypriano muestra 13 fotografías tomadas en los asentamientos formado por afrobrasileños que huían de la esclavitud hace 120 años (Gustavo Bandres)
André Cypriano (Brasil, 1964) es el hombre de las favelas. Ha sucumbido a su misterio, a la maravillosa divinidad de la vida que, según él, se genera en ellas, y que no le ha generado miedo. Él, afirma, es un hombre que corre riesgos. Durante casi 10 años ha recorrido los barrios de Brasil, Argentina, Perú, Ecuador y Venezuela, algunos considerados los más peligrosos del continente. A ellos ha llegado tan sólo con su cámara manual, unos cuántos rollos y sus ganas de retratar realidades.
De la misma manera decidió entrar en las Quilombolas brasileñas, unos asentamientos fundados hace más de 120 años por afrobrasileños que huían de las esclavitud. Hoy son siete mil zonas, de las cuales Cypriano solamente llegó a retratar 11 en apenas 30 días.
"Cuando en 1888 la esclavitud se cerró en Brasil, muchos de los negros brasileños con ascendencia africana corrieron a refugiarse de los blancos. Se fueron a lugares remotos en busca de libertad y de una vida digna. Algunos de esos sitios existen hoy. Continúan con muchas tradiciones afrobrasileñas. Yo solamente pude entrar a 11. Hoy existen más de 7 mil", afirma el fotógrafo, que desde mañana inaugura la exposición Quilombolas: tradiciones y cultura de la resistencia, en el Museo de Arte Contemporáneo y con el apoyo del Instituto Cultural Brasil Venezuela y la Embajada de Brasil.
Se trata de un estudio antropológico que André Cypriano realizó en conjunto con el geógrafo y ambientalista Rafael Sanzio Araújo dos Anjos. De esa investigación surgió un libro con una selección de 40 imágenes entre las tres mil que tomó.
"Entrar en esas comunidades no es fácil. No aceptan con facilidad a la gente de afuera. Muchas personas van allá y prometen ayuda financiera a cambio de que les permitan fotografiarlos. Nunca los ayudan. Se me hizo complicado convencerlos de que quería publicar un libro. O por ejemplo, que tenían que cambiar sus hábitos por unos cuatro días aproximadamente. Los bailes del coco o la capoeira la hacían en las mañanas para que yo pudiera captarlos".
¿Qué si se sorprendió con lo que encontró? No lo niega. Por ejemplo, ciertos asentamientos no tienen luz eléctrica. En ellos, dice Cypriano, las relaciones familiares son inquebrantables. En otras consiguió que tres habitantes hablaban un dialecto proveniente de África, que incluso ya había desaparecido de ese continente.
"Están divididas ideológicamente. Pero todos mantienen sus costumbres y creencias. Te sientes comprometido, porque puedes ayudar a que mejoren, pero perderían esa fuerza única que los mantiene unidos. Cuando hago todos mis trabajos no tengo una intención de cambio. Aprendo a amar a todas esas comunidades", añade.