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Venezuela es un país donde conviven con cierta armonía homo sapiens sapiens, neanderthales, cromagñones y austrolapitecus, no hablando antropológicamente sino utilizando esas definiciones para graficar como se agrupan culturalmente los venezolanos. En estos tiempos nos tropezamos a un homínido ladrón y arrastrado como Aristóbulo Isturiz, haciendo méritos ante su padrote para que le entregue la Presidencia de la Asamblea Nacional. Es evidente que no conoce a Hugo Chávez, éste lo utilizará y lo tirará como a un preservativo usado. Desde que el homínido ese dijo que su nuevo Dios se “había fumado una lumpia” su destino quedó marcado. Le dieron el Ministerio de Educación y allí se comportó como lo que es: un descarado y sucio corrupto. Cuando lo botaron intentó rebelarse y bastó que Adán Chávez, su substituto, hablara de abrir una investigación sobre el otorgamiento de los seguros del Ministerio para que el mono se transfigurara en un manso gatito dispuesto a matar por su Comandante.

No fue Hugo Chávez el único derrotado el 26 de Septiembre. La delincuencia política que se escuda detrás de la rimbombante definición de “dueños de la oposición” también llevó sus buenos trancazos. No en balde, al elenco de protagonistas de la novela política venezolana entraron nuevos actores y de mucho peso: María Corina Machado, Michelle Cocciolla, Eduardo Gómez Sigala, Miguel Ángel Rodríguez; y aun falta por definir si un peso pesado como Pablo Medina logra romper el cerco traidor que le tendió la MUD. El regreso de Andrés Velasquez, Carlos Berrizbeitia y Julio Montoya, sumados a Enrique Mendoza, quien amenaza desplumar la pantallería aurinegra de Miranda, William Ojeda que fue muy maltatado en la anterior elección. Richard Blanco traerá frescura a la alicaída dirigencia caraqueña, que con Antonio Ecarri descubrió un nuevo estilo de liderazgo que Stalin González no ha demostrado en ninguna ocasión, de Stalin solo salen tonalidades grisáceas.

Venezuela se pronunció. No quiere mas un parlamento de “focas”, y a la esquizofrenia candidatural que con ambiciones presidenciales se ha desatado, le tiene una cura. Quienes están creyendo que tienen méritos suficientes para suceder a Hugo Chávez olvidan que tendrán que sobrevivir al candelero que se aproxima. Quien exhiba cobardía, deshonestidad, conchupancia con la tiranía y falta de preparación política, económica y cultural, ademas de carisma y encanto que exigen los venezolanos no debe perder su tiempo ni hacérselo perder a los demás.

Acción Democrática y Copey recibieron un voto de confianza condicionado. Tienen que hacer profundos cambios para recuperar la confianza de su electorado tradicional, que mantiene vivo en su corazón el afecto por esas organizaciones pero rechaza claramente la actuación de su dirigencia. El CEN de AD no se diferencia en nada de la “jaula de focas” que es la Asamblea Nacional. Ningún militante de AD está en condiciones de mencionar los nombre de al menos cinco miembros de la Dirección Nacional, de los CES o de los Comités Municipales. Todos son gente anónima, incondicionales al liderazgo tiránico de Henry Ramos Allup, quien diseñó unos Estatutos Electorales Internos que impiden que nadie aparte de él decida quien ocupa un puesto de dirección en AD. Mantiene Henry alejados a los mas prominentes líderes del partido. Ya le llegará su momento de rendir cuentas. Los mercaderes serán expulsados del templo adeco.

En Copey exhiben un liderazgo formidable. Roberto Henríquez es garantía de renovación. Eduardo Fernández mantiene el liderazgo histórico y Ramón Guillermo Aveledo ha dejado un sabor positivo en los venezolanos que no lo conocían. Hay que seguir de cerca el desempeño de Copey. Están haciendo bien las cosas.

A Hugo Chávez lo que le viene es palo por ese rabo. Eso es lo más claro que observo en mis primeras reflexiones post- electorales.

Jorge Ramírez Fernändez

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