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Un recuerdo que muestra a las nuevas generaciones cómo fuimos los jóvenes en esos entonces
Estoy en este momento recordando mis años sesenta, donde yo lancé piedras a la policía y me creía comunista. Para mi, todo se reducía a gritar ¡libertad!, ¡libertad!, sin darme cuenta que vivía en completa libertad. Por qué digo esto, de que vivía en completa libertad, ¡ah!, a mis setenta años(70), cuando volteo el pescuezo para ver el pasado, ¡mi pasado!, lo veo, maravilloso. Como joven, recuerdo que jamás pasó por mi mente alguna preocupación por la inseguridad del hampa, mi hermano y yo que estudiamos en el liceo “Andrés Bello” de Caracas, los cinco años, nunca nos preocupamos de “llegar temprano a casa porque hay mucha inseguridad en Caracas”.
Aún y cuando tampoco fue nuestro estilo de llegar tarde, la preocupación por acciones del hampa nunca estuvo en nuestras cabezas. Lo extiendo a toda la comunidad en esos entonces, no, nos preocupaba el problema del hampa.
Otro detalle era que la gente se comportaba con sumo respeto hacia sus semejantes, mi hermano y yo siempre tomábamos el famoso autobús que se llamaba “La circunvalación 4”, que era un autobús azul con una raya roja que lo atravesaba a la mitad. Dicho autobús lo tomábamos en la avenida Sucre de Catia a la altura de la salida de Manicomio hasta la plaza La Candelaria, y de allí caminábamos dos cuadras hasta el liceo.
Fueron momentos maravillosos, mi papá no pagó nunca una mensualidad en la educación de nosotros, la educación era gratuita, y los profesores de primera calidad. Tuvimos becas del comedor mi hermano y yo, nos daban un excelente almuerzo, recuerdo a los profesores, ¡qué calidad de personas eran!, la profesora Botifol(creo que así era su apellido), una profesora española tipo una madre, ¡qué buena persona era o es”, la, profesora Orozco de Biología, otra madre, la profesora Beatriz Páez Pumar de física, quien hizo que yo me enamorara de la física.
Recuerdo también a mis compañeros y compañeras en esos cinco años: El loco Guerrero, Ricardo Guerrero, excelente Biólogo a quien ví en los programas de expedición, a Bastardo, tremendo “pana”, el comunista del liceo junto a Aristimuño, recuerdo a Abel de La Cruz, a Calaforra, éramos los Nerd del salón. Recuerdo además a las “mamitas”, Belsa Barrios, hermosa catira de quien siempre estuve enamorado, pero los galanes de la época no me daban chance, bailar con “La Niche Palacios” salsa era lo más espectacular, estábamos a la casa de Emperatriz para bailar con ella. Recuerdo a Eleonora Marín, espectacular Mami, hermosa en todo su esplendor, unas piernas(ahora le decimos “Patas”) espectaculares que junto a Maritza(no recuerdo su apellido, que de paso estuvo en algún miss Venezuela) hacían una yunta que nos “aguaban la boca” cuando frente a uno pasaban. Recuerdo a mis novias del comedor, a Belkis, a Gladys quien me dio muchas satisfacciones y todo se acabó cuando un hermano mayor nos sorprendió y mandó nuestra relación a la msmísima mierda. Yo era un chamo de 17 años.
Estoy en este momento recordando mis años sesenta
Recuerdo además que nuestro comportamiento era, digamos, puro, sin complicaciones, la mentira no estaba en nuestras bocas, la maldad tampoco nos acompañaba, no es que éramos santos, pero nos conducíamos bastante bien.
Fue una época de tranquilidad, de respeto, de mucha tolerancia, las personas pedían disculpa o un perdón si acaso te “trompezaban”, nadie obstaculizaba un espacio público, nadie se tomaba para si un espacio público.
Los conductores estaban siempre pendientes de los semáforos para no incurrir en violaciones a la normativa del tránsito. La gente pedía permiso y daban disculpas por todo. Por mi casa cuando alguien tenía una fiesta en su casa, la misma tenía el volumen de fiesta hasta las 11:00 pm, a partir de allí le bajaban a niveles de tolerancia. Nadie, absolutamente nadie violaba la normativa establecida en las ordenanzas municipales, era muy extraño si alguien se sobrepasaba, y de ser así era objeto del desprecio de la comunidad, amén de que la noche anterior fuese visitado por la policía, quien si acudía por los llamados de la comunidad.
Cuando un adulto nos llamaba la atención, nosotros poníamos ambas manos detrás hacia la espalda y escuchábamos el regaño.
Ahora, después de mucho tiempo, estoy seguro que esa es la vida que debe volver, nosotros no tuvimos la tecnología que ahora tienen, y en verdad da mucha lástima ver que el ser humano está completamente dominado por lo antinatural o artificial, y lo peor es, que te dicen que si no estás con la tecnología, estás fuera de base y atrasado.
No saben lo que dicen, a veces digo “Perdónalos padre porque no saben lo que hacen”.
Porque regresen esos buenos tiempos de respeto, de solidaridad y de orden