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Los niños que sufren un golpe en la cabeza deben someterse primero a una observación clínica antes de ser expuestos a una tomografía computarizada, lo que sólo expone al menor innecesariamente a radiación, aseguró un estudio. La investigación, que se publica en junio en la revista Pediatrics, de la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP) aseguró que recurrir a este tipo de pruebas sin diagnóstico previo también limita las posibilidades de detectar lesiones serias cuando se presentan. El estudio, coordinado por Lise E. Nigrovic, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, señaló que la preocupación de los padres ante un golpe leve o protuberancia registrada en la cabeza de los hijos los conduce a la aplicación de una placa para descartar serias consecuencias, omitiendo la revisión clínica. El análisis fue denominado “El efecto de la observación de la cabeza utilizando tomografía computarizada en niños después de un traumatismo craneal". Expone que con menor frecuencia se observa en los departamentos de emergencia a los padres solicitando una revisión de sus hijos con este daño, antes de que se tome la decisión de someterlo a una tomografía. Los autores de la investigación realizaron un estudio entre 42 mil 412 niños con traumatismo craneal menor, no contundente, donde encontraron que cinco mil 433 pacientes, sólo el 14 por ciento, se sometieron a observación clínica antes de tomar una decisión sobre la tomografía computarizada. Los investigadores clasificaron los daños clínicamente importantes como una lesión intracraneal con resultado de muerte, intervención quirúrgica, intubación durante más de 24 horas, o ingreso hospitalario de dos o más noches. Después de un ajuste por la gravedad del traumatismo craneoencefálico, se observó que la tasa de tomografía solicitada fue menor en los pacientes observados previamente que los no observados, aunque ambos grupos tuvieron un tipo similar de lesión cerebral traumática. La observación clínica se asoció con un menor uso de tomografía computarizada entre niños con traumatismos menores de cráneo. Los autores recomiendan que antes de tomar la decisión de someter al niño a una tomografía, se recurra a la observación clínica, que puede reducir la exposición innecesaria a los riesgos a largo plazo de la radiación y evitar minimizar el riesgo de lesiones importantes.