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“Los traicioneros son siempre desconfiados” John Ronald Reuel Tolkien
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Durante los últimos años el gobierno bolivariano destinó ingentes recursos, para la construcción de su política fascista denominada “hegemonía comunicacional”, para lo cual Chávez junto con Izarrita y el G-2 cubano, desarrollaron un enjambre de medios comunitarios y alternativos que debían contrarrestar la influencia y fuerza, de los medios de comunicación “oligárquicos o burgueses”.
No obstante, la fuerte presión de Santos para que Chávez capturara y deportara a Pérez Becerra hacia Colombia, hizo añicos la monolítica y cacareada “Hegemonía Comunicacional”. Esto se ha evidenciado a través de las opiniones vertidas en cientos de documentos producidos por los medios comunitarios y alternativos que circulan por las redes, medios impresos, televisivos y radiofónico, que atacan sin piedad a Chávez, llegando a los extremos de coincidir en muchos aspectos con los epítetos endilgados a éste, por los sectores opositores más radicales.
La paranoia ahora, se ha apoderado de la izquierda dura dentro del chavismo. La sensación general es que Chávez los puede traicionar en cualquier momento, que todos los revolucionarios pueden quedar expuestos como criminales y ser víctimas de la vil traición del siglo 21. Los radicales no le perdonarán a Chávez el que haya violado códigos vitales de lealtad y haberle dado un zarpazo obsceno a la “revolución” en aras de sus intereses muy particulares.
Por otra parte, Chávez quién es sumamente desconfiado, seguramente iniciará una razia interna para descabezar la disidencia mediática. Chávez no puede admitir ni permitir medios de comunicación respondones ni críticos, que pongan en duda o en peligro su liderazgo y los devorará como Saturno devoró, uno por uno a sus propios hijos!
Lo ocurrido en el chavismo con sus medios alternativos y comunitarios es un hecho inédito. Nunca antes desde los propios corrales, establos y gallineros del chavismo había estallado una verdadera revuelta que tendrá, sin dudas, consecuencias devastadoras para el decadente caudillo: Una rebelión en su propia granja mediática.