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BUENOS AIRES, ARGENTINA/ ANSA LATINA - Un idílico pueblo de la Patagonia argentina quedó al borde del "aislamiento" pedido por las autoridades a la justicia, en un intento por frenar un brote de hantavirus que causó la muerte de nueve personas.
El poblado de Epuyén, en la provincia de Chubut, sur de la Argentina, vive horas dramáticas tras detectarse 26 casos de esa enfermedad, nueve de ellos fatales, que causa fiebre hemorrágica viral y es transmitida por roedores.
El gobierno provincial recurrió a la justicia a través de una presentación del ministro de Salud local, Adrián Pizzo, que pidió la intervención judicial que obligue al aislamiento a los pobladores de Epuyén que tuvieron "vínculo epidemiológico" con las personas afectadas.
La presentación se realizó ante la fiscalía de la ciudad vecina de Esquel para que "se aplique con rigurosidad el aislamiento y se eviten los contactos porque es la única forma que hay de bajar el brote".
La medida, de ser aprobada por la justicia, alcanzaría a unas 60 personas que tuvieron "contacto epidemiológico" con los enfermos y podría extenderse por 30 días.
"Estamos planteando el cumplimiento a rajatabla del aislamiento respiratorio impuesto para limitar la propagación porque de acuerdo a los propios testimonios de los pobladores sabemos que hay quienes no lo cumplen", dijo un epidemiólogo del equipo interdisciplinario que se constituyó para enfrentar el brote, citado por el portal de Todo Noticias.
Epuyén es un pueblo turístico, de unos 4.000 habitantes ubicado cerca del lago homónimo, que se encuentra virtualmente paralizado y sus pobladores tratan de mantenerse en sus casas, con las ventanas cerradas, para evitar contraer el mal.
Su alcalde, Antonio Reato, anunció la "suspensión de todas las actividades grupales en espacios cerrados municipales por el período de cuarenta días corridos" ante la alarma sanitaria que vive la zona.
"La medida alcanza al gimnasio, la dirección de cultura, el auditorio, la capilla, los centros de jubilados y la sala velatoria", según el comunicado de la alcaldía.
Los pobladores salen de sus casas solo lo necesario, evitan hablar con los vecinos y llevan barbijos para protegerse.
"Todo se originó con un jubilado que se contagió mientras juntaba hongos silvestres y tiempo después asistió a la fiesta (un cumpleaños de 15 años el 3 de noviembre pasado). Lo peor de todo es que se han recolectado muestras de distintos ratones de cola larga y solo uno dio positivo de hantavirus. Esto es mucha mala suerte", dijo Reato citado por el diario La Nación.
El brote de la enfermedad además asestó un severo golpe al turismo, la principal fuente de recursos de la zona. Sophie, una inmigrante francesa que administra el Refugio del Lago, que suele estar repleto en enero, dijo al diario La Nación que desde que se conocieron las noticias del brote el nivel de ocupación cayó considerablemente.
"En lo que va del año tuve que devolver 82.000 pesos (unos 2.000 dólares), solo en reservas", indicó.
"A nivel económico ha sido nuestro peor año, pero estamos tan conmovidos por el problema que estamos atravesando que no podemos pensar demasiado en eso. Y como están prohibidas las reuniones tampoco nos podemos juntar los comerciantes", señaló. (ANSA).