El príncipe Carlos de Inglaterra acudió este domingo a la localidad italiana de Amatrice donde pudo comprobar "la terrible devastación" causada por el seísmo del año pasado y abrazar a algunos supervivientes de la catástrofe

El primogénito de la reina Isabel II de Inglaterra caminó solo y en silencio por algunas partes de la desierta "zona roja", donde las casas derrumbadas yacen cerca de las ruinas de la torre civil construida en el siglo XIII, en esta ciudad histórica del centro de Italia.

"Es una escena de devastación aterradora", dijo al pasar delante de las ruinas de la iglesia de San Agustín, donde las únicas señales de vida eran los gatos callejeros que recorrían los jardines de los edificios destruidos por el seísmo de agosto de 2016.

El príncipe, que llevaba un casco de protección amarillo y vestía un traje gris, se entrevistó con el alcalde de la localidad, Sergio Pirozzi, que le confió que no había vuelto a la "zona roja" desde el terremoto, "y que no lo haría hasta la reconstrucción de la ciudad".

"Ojalá pudiera hacer más por ustedes, su resiliencia es extraordinaria", dijo Carlos a un habitante de Amatrice tras estrechar la mano de socorristas y personas que participan en la reconstrucción de la ciudad, después de la catástrofe que causó cerca de 300 muertos en agosto de 2016.

El príncipe depositó una corona de flores blancas y amarillas en un memorial situado en el parque en el que los sobrevivientes tuvieron que dormir en los días posteriores al seísmo, cuando muchos esperaban noticias de sus seres queridos atrapados entre los escombros de los edificios.

"Le he contado que perdí a mi marido aquella noche, se ha emocionado mucho. Me ha abrazado", dijo Marina Torredi, de 65 años. "Ha sido un momento muy emotivo. Le he presentado a Agostino, el socorrista que me sacó de entre los escombros aquella noche. Ha dicho que era un héroe", añadió.

Otro superviviente, Carmine Monteforte, de 75 años, que esperaba llamar la atención del príncipe junto a un grupo de habitantes que agitaban banderas de Reino Unido, también recibió un abrazo de Carlos. "Ha sido un bonito gesto de calor humano, he llorado. Su visita ha levantado el ánimo aquí", aseguró.

La visita a Amatrice era parte de la gira europea emprendida por el príncipe de Gales y su esposa Camilla para estrechar relaciones con los aliados de la Unión Europea tras el Brexit.