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El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) está atrapado en la discordia y el futuro inmediato apuesta a una nueva ruptura, que aleja a los perredeístas cada vez más de la benevolencia del poder
La atmosfera que reina en el PRD es cada día más candente y por más esfuerzo que se realicen en procurar una solución benigna a la discrepancia de sus dos principales líderes, es absolutamente en vano. Lo más sensato es que una de la parte transija y se llegue a una mediación favorable.
El PRD es uno de los partidos más viejo en la palestra pública, encendió el jacho desde 1939, pero esa misma llama del jacho está consumiendo a sus dirigentes.
La pugna interna del PRD podría fortalecer a los partidos minoritarios y dar lugar a que surja un nuevo liderazgo. La estructura del partido blanco se debilita cada vez más por la falta de un liderazgo responsable y coherente con la ideología que enarbola el partido.
En los últimos 20 años el PRD ha sido un partido fragmentado por las diatribas y las apetencias personales de algunos de sus líderes. Estos fraccionamientos le han costado años en la oposición y la situación actual es crítica.
La pugna interna del PRD podría fortalecer a los partidos minoritarios y dar lugar a que surja un nuevo liderazgo
El PRD está al borde de otra división, de hecho virtualmente ya existe por las confrontaciones de dos de sus principales dirigentes.
Los dirigentes políticos saben bien que la carrera política no es perpetua. Las viejas generaciones de políticos criollos deben ceder el relevo a sangre joven.
Por el bien del partido blanco, lo más atinado es que los viejos robles se sitúen detrás de las bambalinas y consientan el paso a nuevos líderes que puedan inyectar sangre nueva al partido y que sean capaz de atraer nuevos rostros a sus cuadros políticos.