En Argentina, y me atrevería a decir en buena parte del mundo se repite la misma historia.

Cuando miramos hacia atrás  advertimos como la falta de sentido común, parece haber sido el peor agravante de esta pandémia. Y es que varios de los criterios que han adoptado las distintas autoridades sanitarias; parecen ir siempre un paso atrás e incluso a contramano de lo que dicta el sentido común…

Las autoridades sanitarias sabían desde el comienzo que el periodo de incubación del COVID-19 era de aproximadamente unos 15 días. Sabían también, que el huésped podía ser portador asintomático y aun así contagiar a terceros. Y SABÍAN que era precisamente este último factor, lo que convertía al COVID-19, en una enfermedad con una tasa de contagio de proyecciones geométricas, exponencial. Sin embargo, y por más increíble que parezca, los genios encargados de velar por la seguridad de los ciudadanos, actuaron como se describe a continuación.

Los famosos barbijos. Lo primero que vimos fue la desinformación y la contrariedad en cuanto a las recomendaciones para uso del barbijo. Las autoridades y los medios de comunicación aconsejaban, no hace mucho, <<no usarlo>> y solo cuidar una distancia social de metro y medio. Aseguraban que con eso era suficiente para no contagiarse. Se olvidaron que los individuos pueden estar también contagiando sin saber. Tardaron algunas semanas en descubrir que lo mejor es que todo el mundo use barbijo por las dudas y ya.

Ignorando una vez más el periodo de encuvación de ese maldito bicho, las autoridades gubernamentales dispusieron, algunas más tarde y otras más temprano, del cumplimiento estricto de una cuarentena

Focos masivos de contagio. Ignorando una vez más el periodo de encuvación de ese maldito bicho, las autoridades gubernamentales se limitarona a disponer, algunas más tarde y otras más temprano, el cumplimiento estricto de una cuarentena. Solo se permitía, entre otras pocas cosas, la compra de víveres por solo un integrante de la familia y la asistencia a los puestos de trabajos que por su rol social, así lo requerían. Jamás se considero la enorme posibilidad de contagio que existe en la manipulación de los objetos de las góndolas y exhibidores de verduras, carnes, lácteos, etc. En esos lugares todos tocan la misma mercadería convirtiendola en un potencial foco de infección, por no nombrar la manipulación de dinero en la linea de cajas. “Todo el personal de este tipo de lugares así como también toda la logística TENDRÍAN QUE SOMETERSE A CONTROLES QUINCENALES DE CORONAVIRUS”. Al parecer, las autoridades aún no lo han visualizado.

Por último, y relacionado al punto anterior; habilitación para ejercer. Ya se ha dado casos por ejemplo, de un delivery infectado que obligó a poner en observación y aislamiento total a unas 72 familias. En síntesis, existen ciertas actividades que no deberían poder llevarse a cabo sin la plena seguridad de que no están infectando a terceros sin saberlo. El test de coronavirus debería ser obligatorio en todos estos casos. De lo contrario, de poco servirán el resto de medidas restrictivas.

Este artículo es de mi autoria. espero tus cometarios y porque no, tu voto. Gracias.