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Lecciones de inmortalidad y mortalidad de mi padre, Carl Sagan - Sasha Sagan
Vivíamos en una casa de piedra de color arena con un grabado de una serpiente emplumada y un disco solar encima de la puerta. Parecía haber sido traído directamente de la Sumeria antigua, o Indiana Jones -pero no era así, en ningún caso esperarías encontrarlo en el norte de New York. Daba a una garganta profunda, y más allá de que la ciudad de Ithaca. A la vuelta del siglo pasado había sido la sede de una sociedad secreta en Cornell llamada la tumba de la cabeza de la esfinge, pero en la segunda mitad del siglo se añadieron algunas habitaciones y una cocina y, por la década de 1980, se había convertido en una casa privada donde yo vivía con mis maravillosos madre y el padre.
Mi padre, el astrónomo Carl Sagan, enseñaba ciencias espaciales y pensamiento crítico en Cornell. Por aquel tiempo, el se había convertido en reconocido y frecuentemente aparecía en televisión, donde el inspiraba a millones con su curiosidad contagiosa sobre el universo. Pero dentro de la "Tumba de la Cabeza de la Esfinge", él y mi madre, Ann Druyan, escribían libros, ensayos, y guiones juntos, trabajando para popularizar una filosofía del método científico en el lugar de la superstición, misticismo, fé ciega, que ellos creían intentaban dominar la cultura. Ellos estuvieron profundamente enamorados - y ahora, como un adulto, puedo ver que sus colaboraciones profesionales fueron otra expresión de su union, otra manera de hacer el amor. Un proyecto similar fue la serie de 13 partes PBS Cosmos, en la cual mis padres co-escribieron y mi papá conducía en 1980 -- una nueva encarnación de la que mi madre ha reintroducido nuevamente en las noches dominicales a través de Fox.
Después de los días en la escuela elemental, yo en casa llegaba a inmerirme de cursos tutoriales de pensamiento escéptico y lecciones de historia secular del universo y una conversación de cena al mismo tiempo. Mis padres podrían pacientemente entretenerse con una interminable retahíla de "¿por qués?" y nunca conocí una sola vez que respondieran "porque así lo digo" o "porque así es como es". Cada pregunta se encontraba con una respuesta pensada y honesta.- Incluso en aquellas que no había respuestas.
Un día cuando aún yo era muy jovem, pregunté a mi padre acerca de sus padres. Yo conocí a mis abuelos maternos intimamente, pero quería saber porque nunca hube conocido a sus padres.
"Porque ellos murieron", dijo nostalgicamente
"¿Volverás a verlos otra vez?", inquirí.
El consideró cuidadosamente su respuesta. Finalmente, dijo que no habría nada que más quisiera en el mundo que ver nuevamente a su padre y madre de nuevo, pero que el no tenía ninguna razón -y ninguna evidencia- que apoyara la idea de la vida posterior a la muerte, y que no podía ceder a la tentación.
“¿Por qué?”
A lo que él me comentó, muy tiernamente, que podría ser peligroso el creer cosas sólo porque tú quieres que sean realidad. Podrías ser engañado si no te cuestionas a tí mismo y a otros, especialmente por personas con puestos de autoridad. Él me dijo que cualquier cosa real puede permanecer de pie después de un escrutinio.
Tanto como recuerdo, esta fue la primera vez que empecé a entender la permanencia de la muerte. Como si hubiera cambiado a un tipo de una mini crisis exitencial, mis padres me consolaron sin desviar su cosmovisión científica.
"Estás viva en este justo segundo. Eso es una cosa hermosa", me decían. Cuando consideras el número cercano de bifurcaciones en el camino que lleva a cualquier persona a nacer, decían, deberías de estar agradecida que eres tú en este preciso segundo. Piensa en el número enorme de potenciales universos alternos existentes, por ejemplo, en los que tus tatara tatara abuelos nunca se conocieron y tú nunca llegarías a ser. O aún más, tienes el placer de vivir en un planeta donde tú has evolucionado a respirar aire, beber agua, o amar el calor de la estrella más cercana. Estás conectada con las generacions a través del ADN -y, incluso más atrás, con el universo porque en cada celula de tu cuerpo fue cocinada en los corazones de estrellas. Somos polvo de estrellas, mi papá famosamente decía, y él me hacía sentir de esa manera.
Mis padres me enseñaron que incluso el pensamiento no es eterno - porque no hay nada eterno- estar vivo es una cosa profundamente hermosa por la cual cada uno de nosotros deberíamos sentirnos profundamente agradecidos. Si viviéramos por siempre no sería tan maravillosa.
Cuando tenía siete, nos movimos a otra casa más larga, cinco minutos separada para prepararnos para el nacimiento de mi hermano Sam. La "Tumba de la Cabeza de la Esfinge" fua abandonada vacía por un pequeño tiempo antes que mis padres comenzaran con el proceso de renovarla. Ellos querían un espacio para escribir y leer y colaborar en paz. La remodelación fue un proceso muy largo, como siempre suele serlo, pero cuando la renovación fue hecha, no tuvo mucho uso. Poco después de eso, mi padre comenzó a verse más pálido y sentirse un poco más débil. Un chequeo condujo a un examen de sangre, en la cual las noticias que el tenía una enfermedad poco común de la sangre.
Nos movimos a Seattle, así que podría ser tratado por los mejores doctores. Remisión, recaída, el transplante de médula ósea, recaída, segunda transplante de médula ósea, remisión; recaída, tercer transplante de médula ósea. Y justo antes del solsticio de invierno de 1996, se fue. Tenía yo entonces 14 años de edad.
La "Tumba de la Cabeza de Esfinge" fue abandonada sin uso, paulatinamente llenada con los papeles de mi padre, notas manuscritas, fotografías, listas de pendientes, tarjetas de cumpleaños, dibujos infantiles y tarjetas de reportes. Miles de temas individuales empacadas en cabinetes rellenos de 18 pies de altura. Mi mandre buscaba por una casa para estos recuerdos y manuscritos - la evidencia de una gran vida vivida por un gran hombre- pero ninguna universidad o institución deseo darles el cuidado preservativo y la prominencia que ella sentía que merecían.
Como pasaban los años, ella devotamente por si misma llevando el legado de mi padre, de alguna manera continuando su unión y colaboración después de su muerte. Cuando mi madre tenía la idea de hacer una versión nueva y actualizada versión de Cosmos, ella se embarcó en cuatro años de pasos y citas y quizás. Luego conoció a Seth McFarlane, creador de Padre de Familia (Family Guy), quien era un gran fanático del trabajo de mi papá. Y pronto y no en poca medida gracias a Seth, el nuevo Cosmos ya estaba en camino. Con mi madre en el timón y con el encantador Neil deGrasse Tyson como conductor, decenas de millones más de personas están ahora expuestas a la grandeza de la ciencia y la alegre forma de escepticismo de mi papá.
Pero hay algo más que Seth hizo por el legado de mi padre que ha sido significantemente menos cacareado: el hizo posible que todos los contenidos de la "Tumba de la Cabeza de Esfinge" -todos los ensayos del invierno nuclear, los papeles acerca del clima en Venus, borradores de ideas, un dibujo onfantiil de un volante de una misión interestelar imaginada - fuera preservadas en la Biblioteca del Congreso.
Es un enorme honor que me hace sentir que mi padre tiene, en muerte, alcanzado un tipo de inmortalidad - aunque una diminuta, humana y terrestre inmortalidad. Pero es la única que una persona pudiera desear alcanzar. Algún día nuestra civilización se desmoronorá. La Biblioteca del Congreso estará en ruina, siendo la Biblioteca de Alejandría de alguien más. En un mayor sentido, nuestra especie eventualmente morirá. o se transformará en algo más, que no venerará lo que nosotros reverenciamos. Y entonces, unos pocos miles de millones de años después, después el sol encontrará su propio fin, toda la vida en la Tierra morirá con ella.
Al crecer, aprendí de mi padre todas las razones porque la inmortalidad verdadera es imposible, ahora yo podría más que imaginar a los niños escolares del siglo XXIII o XXIV mirar a los escritos de mi padre bajo el cristal y sentir que su vida verdaderamente se extendió en una cierta manera tangible.
En este pasado noviembre en un día gris y vigoroso, durante la semana que hubiera sido su 79 cumpleaños, mi familia, nuestros amigos, y muchos colegas de mis padres, así como antiguos estudiantes nos reunimos en Washington D.C. para celebrar la nueva Colección de Seth Mafarlane del archivo de Carl Sagan y Ann Druyan. Pero cuando yo entre en la catedral masiva de la historia del país, fui sobrecogida no con un sentimiento de inmortalidad, sino con su antitesis. Enfrente de la más famosa copia de la Biblia de Gutemberg y la dirección del Gettysburg me golpeó. No era un monumento a la vida eterna, sino un mausoleo.
En cierta manera las parejas a veces renuevan sus votos, nosotros renovamos nuestro duelo. Y en un momento mi padre estuvo al mismo tiempo vivo en la mente de aquellos quienes lo amaron y dolorosamente ido. La adivinanza de la mortalidad e inmortalidad fue cristalizada para mi en la Biblioteca del Congreso ese día, pero es la misma paradoja de nuestro pequeño lugar en un universo enorme que mis padres primero me enseñaron en la "Tumba de la Cabeza de la Esfinge".
Texto en inglés: http://nymag.com/thecut/2014/04/my-dad-and-the-cosmos.html
Traducción de: Jean Bernstein