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Los líderes de Podemos, Pablo Iglesias, y Ciudadanos, Alber Rivera, mantuvieron un debate este viernes en el auditorio de una universidad madrileña, abarrotado de estudiantes.
Mirándose fijamente a los ojos, Pablo Iglesias -profesor de Ciencias Políticas de 37 años- y Albert Rivera -abogado de 36 años- se ciñen en un fuerte apretón de manos antes de empezar a debatir.
"Sus ideas son importantes, pero también la forma en que las exponen", su estilo, afirma expectante Laura Sagaz, de 18 años, una rubia y sonriente estudiante de Publicidad que votará por primera vez en las elecciones generales del 20 de diciembre.
Como los más de 1.000 estudiantes que este viernes abarrotaban el moderno anfiteatro de la Universidad Carlos III en Leganés, cerca de Madrid, tuvo que esperar más de una hora en una interminable cola que serpenteaba por los jardines del campus.
Todos querían ver a los dos políticos que pueden poner fin a la hegemonía bipartidista del PP y el PSOE. Estas grandes formaciones, que se alternan en el poder desde hace más de tres décadas, declinaron la invitación.
"Hemos invitado a los cuatro partidos, pero PP y PSOE decidieron no venir", explica decepcionada Laura Díaz, representante de la asociación de estudiantes Demos, que organizó el primer debate electoral jamás realizado en una universidad en España.
En un país que, antes de cada elección legislativa, acostumbraba a limitarse a uno o dos "cara a cara" televisados entre dos candidatos mayores de 50 años, cómodamente sentados en la tranquilidad de un plató sin público, todo aquí es inusual.
Vestidos de forma casual, ambos con camisa blanca sin corbata, Iglesias y Rivera se enfrentan de pie, ante un auditorio entusiasta que aplaude más que abuchea y, sobre todo, hierve de preguntas. El debate pudo seguirse por streaming y comentarse en las redes sociales con la etiqueta #DemosEspaña.
- Vieja y nueva política -
"Muchos españoles y españolas quieren un cambio y saben distinguir entre la vieja y la nueva política", lanza Iglesias, cuyo partido, creado en enero de 2014, subió como la espuma denunciando la corrupción y la austeridad.
Propone políticas sociales, bajar impuestos directos a productos básicos y subir los indirectos a las rentas altas, ralentizar la reducción del déficit, gravar las transacciones financieras, instaurar una renta de 600 euros mensuales para las personas sin ingresos.
"Primero hay que crear riqueza antes de poder poner impuestos para repartirla", le espeta Rivera, asegurando que un país que sale de siete años de crisis no puede gastar 115.000 millones de euros sólo en esta última medida. Su partido lidera ya la oposición en el Parlamento de Cataluña, donde surgió en 2006 contra el creciente independentismo.
Difieren también en la respuesta europea al terrorismo yihadista: Rivera aboga por apoyar a Francia en su intervención militar en Siria, Iglesias por evitar "guerras que no sirven para nada".
Se lanzan comentarios irónicos y algún golpe bajo, pero parecen estar de acuerdo en muchos temas: la lucha contra el fraude fiscal y la corrupción, el cambio de la ley electoral, el impulso a las energías renovables, la separación de la Iglesia y el Estado, la necesidad de una universidad pública accesible y de calidad.
"Espero que con estos nuevos partidos cambie por fin la política en España", afirma entre el público David Ferrer, estudiante de Derecho de 23 años.
"PP y PSOE se están escondiendo cuando realmente tendrían que llegar a nosotros. Piensan que tienen el voto asegurado y que no necesitan hacer estas cosas, pero, con los cambios políticos que se están dando en nuestro país, nada es seguro", advierte María Gonzalvez, de 18 años, y en primero de Derecho.
Varios debates más tendrán lugar en las próximas semanas, algunos con la presencia del candidato socialista Pedro Sánchez, de 43 años. Por su parte, Mariano Rajoy, de 60 años, que se juega su reelección como presidente del Gobierno, se limitará a un tradicional cara a cara con el líder del PSOE.