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Llueve sobre mojado en casa de los Ortega Aldón. El fichaje de Ana María por el programa de Emma García ha provocado un cisma en la familia. Un desencuentro del que ya hablan algunos medios y que el maestro ha negado escaso de sutileza. A pesar de su desmentido, hay quien en su familia confirma lo que es un secreto a voces. José no solo no acepta que su mujer sea colaboradora de televisión, sino que no quiere que pernocte en Madrid ni acuda a eventos en los que pueda deslizar comentarios inapropiados.
Me consta que durante una de las discusiones entre la pareja, Ortega Cano se comparó con Amador Mohedano y advirtió a su mujer de que no está dispuesto a sortear escándalos similares a los que su cuñado protagonizó en televisión por el fichaje estelar de Rosa Benito. Al grito de "mira como acabaron", Ortega le pidió que no aceptara. Y, aunque Ana María cedió en primera instancia, el caché ofrecido no admitía negativas.
Las comparaciones son odiosas y en este caso totalmente descabelladas, pues Ana María no tiene ni la garra ni el magnetismo de la alicantina, ahora colaboradora de la sección de entretenimiento del programa de Sonsoles Ónega. Hace bien Miguel Ángel Nicolás al tenerla cerca, pues Rosa esquivó en su día muchas polémicas para proteger a quienes no la consideran. Incluso a ese Ortega Cano que ahora la pone de ejemplo de lo que no hay que hacer. No es el primer desplante ni será el último.
En cualquier caso me despierta extrañeza tanta crispación cuando hace años el torero no solo negoció y vendió su vida en televisión, sino que también valoró bajar al barro como comentarista entre polemistas de cierto relumbrón.