La propia política que ellos se esforzaron en crear, hizo que se momificaran convirtiéndose en seres sin alma y sin espíritu incapaces de reaccionar ante las necesidades y las urgencias de las personas que ellos proclaman a viva voz ser el motivo de su gestión, pero que en la práctica no les importa.

Ajenos a todos los problemas de la ciudadanía inventaron una serie de evasivas para sortear los embates propios del compromiso que han asumido, tratando de eludir responsabilidades al punto que ellos mismos quedaron atrapados en su propia trampa y fuera de la realidad que vive la gente e insertos en sus propias ambiciones y aspiraciones políticas hoy se asemejan a una especie de muñecos parlanchines y mentirosos incapaces de dar la mínima solución a la mayoría de los argentinos.

Nada es creíble, ni en lo que dicen, ni lo que hacen, sólo se los ve actuar, imitando gestos de compromiso, pareciendo reales y atentos al prójimo. Un día dicen una cosa y al otro día se desmienten, son unas momias caminando por las calles sin ver, ni oír, ni sentir absolutamente nada de lo que ocurre a su alrededor.

No les importa la muerte de personas a manos de delincuentes comunes, no les importaron las víctimas de la pandemia, no se interesan por la inflación galopante que sufre la ciudadanía, ni la pobreza y el alto nivel de indigencia que sufren los mismos que los votaron. No tienen reacción ante la situación de la gente mayor, ni la falta de medicamentos para enfermos terminales, sólo son figuritas que imitan una sonrisa plástica que ni siquiera ellos mismos se la creen.