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Muévete Más Allá De Los Sonidos Y Disfruta Del Descanso Mental Con Este Seguro Ejercicio De Meditación

23/11/2020 06:19 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El descanso mental es el gran socio de la salud mental, pero no todo el mundo sabe cómo lograrlo. Sin embargo, existe un ejercicio de meditación que sí lo garantiza. Aquí te lo muestro

Los beneficios del descanso mental son incalculables. Entre ellos están:

  • Disminuye el estrés, la ansiedad y la frustración.
  • Mejora de la productividad.
  • Amplifica la concentración, el aprendizaje y la creatividad.

Se puede decir que el descanso mental es el gran socio de la salud mental.

Pero, no todo el mundo sabe cómo lograr un verdadero descanso mental y a veces los consejos que se brindan como:

  • Utilizar técnicas de visualización.
  • Cambiar de actividad intelectual.
  • Caminar,
  • Tomar vacaciones, etc.

No te aseguran un verdadero descanso mental porque la mente sigue trabajando.

Sin embargo, existe un ejercicio tomado de la meditación que sí te lo garantiza.

¿Por qué te lo puedo asegurar y en qué consiste el ejercicio?

A continuación, te lo explico.

Este universo es un lugar de sonidos. Sin ellos no puede existir comunicación e interconexión entre todo lo existente.

¿Evidencias?

Aquí tienes algunas:

1-Recientemente, investigadores australianos descubrieron que las plantas podrían no solo hablar entre ellas, sino también mejorar o empeorar su crecimiento según el compañero que le pongan a echar raíces al lado.

Además, científicos israelíes han conseguido traducir los ultrasonidos que producen algunas plantas cuando se secan, lo cual podría ayudar a controlar la sequía.

 

 

2-Una gran cantidad de especies animales se comunican entre sí utilizando sonidos que son demasiado altos o bajos para la percepción humana: las jirafas no son mudas ni los elefantes sordos. Las ballenas se desorientan por el transporte marítimo.

 3-Y lo más asombroso: Las neuronas se comunican cantando.

Un grupo de neurobiólogos del Laboratorio de Biología Marina (MBL) de Massachusetts, Estados Unidos, ha logrado descifrar un complejo mecanismo de comunicación neuronal a través de entonaciones. El sutil “canto” de las neuronas se lleva adelante mediante tonos que van cambiando, con el propósito de transmitir información y comunicarse con sus pares.

 

 

 

Hasta el sonido OM que es considerado el sonido universal (en un artículo anterior expliqué sobre su impronta en el mejoramiento de nuestro estado interior), no deja de ser un sonido.

Pero, la pregunta interesante es: ¿De dónde proceden los sonidos?

A un amigo mío le gusta ilustrar este punto de la siguiente manera:

Imagínate un teatro con asientos de color rojo. Si te paras en el escenario y miras hacia los asientos con el teatro vacío, seguramente verás una gran mancha roja.

Pero si en el teatro empieza la función, poco a poco, al ir acomodándose el público en los asientos la visión de la mancha roja irá desapareciendo y en su lugar podrás observar una gama increíble de colores. ¿Eso quiere decir que el color rojo desapareció?

¡En lo absoluto!

Entonces debes saber que el fondo donde se desarrollan todos los sonidos, incluyendo el de la mente es el silencio. El silencio es nuestro estado natural, más casi nunca experimentamos el silencio.

Es por esto que se puede decir que el meollo de la meditación consiste en escuchar al silencio.

¿Por qué?

Porque el silencio es intemporal, es el centro donde surge la misma Vida.

No creas que el silencio es ausencia de sonidos. El silencio es precisamente la posibilidad y la potencialidad para la existencia de todos los sonidos, al igual que el espacio lo es para la existencia de las formas.

A la mayoría de las personas le disgusta el silencio porque intenta estar en silencio y eso es imposible en un Universo tan sonoro. Lo que sí se puede hacer es ir más allá de los sonidos.

¿Ir más allá de los sonidos?

¡Sí, como lo estás leyendo!, y te lo voy a explicar utilizando el ejemplo de la comunicación.

Preferentemente nos comunicamos a través de palabras. Ahora bien, nota que entre dos palabras siempre hay un intervalo, por más im­perceptible o pequeño que sea.

Si no fuera así las dos palabras no podrían seguir siendo dos, se transformarían en una sola. Entre dos notas musica­les también siempre hay un intervalo, un si­lencio, pero para percibirlo debes estar realmente atento, consciente.

Un silencio falso siempre es forzado, se le consigue con el esfuerzo; eres tú el que provocas que pase

¿Y qué decir de los pensamientos?

Es aplicable el mismo principio: entre dos pensamientos siempre hay un intervalo, un silencio.

Lo interesante es que cuanto más consciente estés de los intervalos, más lento se vuelve el funcionamiento de tu mente.

Es una relación inversamente proporcional: a menor grado de con­ciencia de los intervalos más rápido se tornará el trabajo mental; y a mayor grado de concien­cia de los intervalos tanto más lento será el funciona­miento de la mente.

Una conciencia (o una atención), que sólo se con­centra en las palabras o en los pensamientos no es meditati­va, mientras que una conciencia que se concentra únicamente en los inter­valos sí lo es.

Se puede percibir la diferencia entre dos palabras, entre dos pensamientos, pero no se puede registrar la diferencia entre dos intervalos. La meditación implica concentrarse en el intervalo y aparece solo uno: el silencio.

Te voy a contar una anécdota. Había una vez un discípulo bastante indolente que se quejaba de que nunca había podido experimentar el silencio que con tanta insistencia recomendaba el Maestro. El Maestro dijo: el silencio únicamente le es dado a las personas activas.

¿Por qué?

Porque precisamente el silencio es el trasfondo de la actividad.  Silencio por silencio no existe.

Por eso en las culturas y religiones donde se enclaustran a las personas en un supuesto silencio para lograr la quietud de espíritu difícilmente se logran estos objetivos porque no llegan a comprender que el silencio no es ausencia de sonidos sino es ausencia de ego. Silencio es ausencia del parloteo mental porque te has quedado en los espacios.

¿Cómo saber cuándo un silencio es real y cuándo es falso?

Un silencio falso siempre es forzado, se le consigue con el esfuerzo; eres tú el que provocas que pase.

Por ejemplo: Estás sentado y hay silencio absoluto a tu alrededor, sin embargo, continuas con la agitación interna. Tratas de reprimirla para mantener el silencio. Eso es un silencio forzado o falso.

Por eso no fuerces a lo interno a estar en silencio, solamente trata de provocar más y más posibilidades para que pueda florecer el silencio interno. La meditación no te lleva al silencio; solamente propicia la situación para permanecer en el origen de todos los sonidos.

¿Y sabes lo qué ocurre cuando esto sucede?

Hay un descanso mental increíble porque toda la energía atencional reposa en ese espacio silencioso. Y no te extrañes que como consecuencia de este profundo reposo la sonrisa búdica florezca en tu rostro como muestra de un desbordante sentimiento de vida.

Hablando de propiciar la situación, te voy a brindar este ejercicio meditativo como garantía de que es posible ir más allá de los sonidos y comenzar a experimentar al silencio.

EL EJERCICIO.

Lo primero que debes hacer es entrenar tu escucha. Es natural que oigas con los oídos, pero la verdadera escucha es omniabarcante, es como si quisieras escuchar con todo tu cuerpo, como si todo tu cuerpo se hubiese convertido en un solo órgano auditivo.

Eso es lo primero; acostumbrarse a escuchar de esa manera. Y no creas que es imposible, solo se requiere de plena atención e intención al hacerlo.

Cuando te hayas entrenado un poco en eso, en escuchar sin hacer fijación de un sonido en particular, solo tratando de escuchar la totalidad, te recomiendo ir a un sitio público porque no hay mejor lugar ya que están llenos de sonidos.

Si por la pandemia no puedes salir, entonces provoca una situación donde se encuentren varios sonidos a la vez (música, personas conversando, ruido del tráfico, etc)

Entonces cierra los ojos y siente todo ese universo lleno de sonidos llegando a ti, desde los más cercanos hasta los más lejanos. No los clasifiques, no te entretengas en alguno en particular, no enfatices tu atención en ninguno, solo trata de abarcarlos todos, de que todos lleguen a ti y penetren.

Es como si te hubieras convertido en un centro aceptador de todos los sonidos. Ten esa actitud de receptividad pasiva para todos los sonidos.

Solo haz esto y me comentas qué resultó, ¿está bien?

Al igual que espero tus comentarios, espero también que compartas esta información con todas aquellas personas que sabes que les puede ser de utilidad.

Desde el silencio: MUCHAS GRACIAS. 

El silencio es nuestro estado natural, más casi nunca lo experimentamos

 


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Bestard (158 noticias)
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