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Las vicisitudes de la partida, el peregrinaje y la permanencia en los países destinos, además de las ocupaciones pendientes, con lo que no pretendo zanjar el tema o más bien drama que padecen, pues es una realidad multidimensional
Desde hace días, me he propuesto discurrir nuevamente respecto de los migrados -autoexiliados- venezolanos teniendo en cuenta diversas aristas referidas a las vicisitudes de la partida, el peregrinaje y la permanencia en los países destinos, además de las ocupaciones pendientes, con lo que no pretendo zanjar el tema o más bien drama que padecen, pues es una realidad multidimensional con impacto en lo económico-social en Venezuela, lo mismo que en el subcontinente americano y compuestas miradas que encierran lo humano, social, económico y político, nada exclusivo a las naciones involucradas, pues hoy implican a organizaciones multilaterales.
Cuando se aborda la partida, lo primero que habría de considerar sin duda alguna, por lo menos desde el restringido y hasta contaminado paisaje de este escribidor, es atender las causas por las que desean refugiarse en otros países, debiendo aclarar que no se escapan del país, sino del gobierno que les asfixia con sus insanas y mal intencionadas políticas devenidas por su verdadera intencionalidad. De acuerdo a los especialistas en la materia y a diversos reportajes publicados en medios de comunicación, esta desbandada ha registrado desiguales aglomeraciones de venezolanos, llegando a incluir en fechas recientes, a los más humildes o con menos recursos y que se aprecian en caminatas por las carreteras regionales, muy a pesar del vilipendio que de ellos han intentado realizar los politiqueros gobernantes, de hasta quienes les apoyaron.
Hay quienes, por su sesgada, y muy mala, intención, han ambicionado desacreditar la huida al gobierno venezolano, indicando que ello responde a un tema de moda y otras insignificancias, olvidando invitaciones o exhortos de jerarcas del régimen cuando han exhortados y hasta persuadidos, a quienes no gusten sus maneras, se marchen del país, con lo cual desprecian cualquier otra consideración al respecto orientada a atender las causas, lo que sería normal en un gobierno verdaderamente preocupado por la deserción de venezolanos, como de asuntos afines.
Ahora bien, lo anterior se ve reforzado a la luz de las actuaciones del ejecutivo nacional, quienes por años habían ignorado esta realidad, además de procurar mecanismos que obstaculizan tales posibilidades, lo cual se palpa en los acaecimientos para el trámite del pasaporte, el apostillar documentos y otras tareas más, llegando a imponer la cultura de la corrupción mediante gestores que quieren atesorar en dólares, encareciendo y restringiendo así, las posibilidades de poder partir.
Lo anterior, muy a pesar de los verdaderos deseos de padres y familiares, les ha convocado a apoyarles y en consecuencia procurar medios para financiar este periplo, entendiendo que resulta en una obligación a los fines de propiciar posibilidades que en nuestro país no avizoran, siendo propicio en este instante, destacar las causas por las que desean irse o más bien escapar, asunto que debió convocar al gobierno y que en todo momento ignoró, pues entre otros sus beneficios, muchos de quienes se han ido, son los que más les adversan y protestan, disminuye la población y en consecuencia logran mayores opciones de distribuir la miseria entre menos, además que al instalarse en otras naciones, enviarían remesas a familiares, estimadas por analistas hasta en 5Mil millones de dólares para este año, lo que resulta en un ingreso importante para el desgobierno de Maduro, de manera que les conviene la exportación de sus nacionales que le generan una plusvalía.
Igualmente, las raíces de las que emerge la fuga de los nuestros, contiene matices políticos en el que se puede incluir la persecución y criminalización a la disidencia, la discriminación, el control social que ejerce al gobierno y la radicalización. Desde la tonalidad económica se destaca los escases alimentos y medicinas, la inseguridad reinante, pocas opciones de empleo digno, la pulverización del ingreso familiar que se minimiza más con la hiperinflación que propician ellos mismos, así como la falta de oportunidades y de ascenso o posibilidades casi nulas de mejoramiento de las condiciones y calidad de vida, envolviendo a la luz del tornasol social, el desprecio a la formación, las escazas opciones y otros más.
Lo antes tratado, como fuera expuesto, sería tema de preocupación por abordar mediante el desarrollo de políticas públicas, siendo su praxis en contravía a la luz de lo ejecutado por consulados y otras delegaciones que no atienden y hasta dificultan cualquier encargo, lo que resulta coherente con la prediga y la práctica de la clase gobernante, asuntos que quedan pendiente para quienes les corresponda suceder en el poder.
Respecto del peregrinaje, resulta en un andar que se complica a la luz de las posibilidades económicas de cada sector. Hay los que siendo descendientes de otras nacionalidades, pudieron lograr esa ciudadanía y gestionar destinos en Europa y comarcas similares, en tanto que muchos otros volvieron sus miradas hacia Suramérica, travesía que se complicó en el tiempo dado el aumento del dólar, por lo que ya el autobús no ha sido una opción para muchos, siendo tal el desespero por huir, que han optado por las largas caminatas, incluidas familias completas, a pesar de los muchos riesgos que este itinerario encierra, lo cual ha sido tal, cuando se sabe de fallecidos en circunstancias lamentables.
En principio, los destinos más acariciados se circunscribieron a Colombia, Perú y otras tierras que brindaron ciertas facilidades, no obstante, tal disposición, estás naciones no estaban preparadas para recibir un aluvión de personas que se incrementó de 2015 a 2017 en un 900%, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), encontrándose en Colombia, conforme a la misma fuente, unos 900.000 venezolanos y en el Perú 335.000, estimando el director del Programa para la Región Andina, Norteamérica y el Caribe del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) que para finales del 2018 serian 4millones de emigrantes venezolanos, lo que por mucho, será más del 10% de la población total.
Claro que tales cifras, y la realidad misma, ha convocado a organismos multilaterales y países de la región para estudiar esta situación y generar políticas que les permita atender a los venezolanos expatriados, teniendo la reacción del gobierno nacional manifiesta en diversas etapas, además de ignorar esta realidad, incluyendo: el menosprecio, falta de respeto y ofensas con sus connacionales, el intentar refutar la realidad plasmada en cifras y vídeos pero que podemos corroborar en nuestro vecindarios y centros de estudios, lo mismo que en las oficinas del SAIME, imputaciones a la oposición, culpabilizando a usuarios de las redes sociales y gobiernos de la región a quienes amenaza con denunciar por xenofobia, trata de personas, explotación laboral y más, sobre lo que anuncian solicitaran indemnización, hasta promover una campaña publicitaria con la que acometen presentarse ante el mundo como un gobierno preocupado y ocupado a favor del retorno de los idos mediante el llamado "Vuelta a la Patria" que hasta ahora ha logrado el regreso a no más de 350 personas, incluyendo, muy probablemente, a quienes llevó a Lima con ocasión de la cumbre de las Américas en abril pasado, así como a quienes envío para que en el Perú y otras naciones, delinquiesen para causar caos y procurar manifestaciones contra los venezolanos, asunto aupado por grupos afectos a ellos y hasta por la prensa chauvinista, probablemente tarifada. Lo que, sin duda, justifica el rechazo a tan ruin proceder.
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La intencionalidad sana, de al menos la mayoría de los migrantes venezolanos, durante su permanencia en otros destinos, es encaminar se estadía, para lo que procuran obtener empleos que le propicien un ingreso suficiente para su sostén y hasta enviar remesas a familiares, lo que no resulta en una tarea fácil dado que muchos optaron por irse sin algunos documentos claves, por los inconvenientes para apostillar sus títulos y otros documentos, lo que les obliga a procurar labores para las que no se formaron, incluido el lavar pocetas, como les intenta descalificar Maduro, y otras faenas, demostrando así de que están hechos y hasta donde están dispuestos.
Claro que hay quienes se aprovechan a sabiendas de su situación, por lo que les ofrecen, y ellos en muchos casos se ven obligados a aceptar, pagas inferiores al salario mínimo, horarios extendidos, trabajos forzados y otras prácticas deshonestas de parte de los nacionales de los países receptores, así como existen muchos otros, afortunadamente, que les comprenden e intentan ayudar por diversos medios sin ningún interés.
Los emigrados, a quienes asiste el derecho de ser protegidos por su gobierno, en cualquier parte del mundo en que se encuentren, deberían ser atendidos por éste, a quien correspondería verificar que los acaecimientos descritos, no sean prácticas cotidianas. Muy por el contrario, no acuden a sus requerimientos más elementales, llegando hasta despreciarles como antes hiciera, y aún hace, el gobierno cubano con los de ellos.
Lastimosamente, muchos de quienes les reciben no se han percatado del potencial de esta población cautiva, pues están dispuestos a laborar, con lo cual podrían incrementar el PIB mediante el aumento de la producción y la demanda de bienes y servicios, siendo inversamente proporcional para la particularidad de Venezuela, pues los que se fueron, son un capital social invaluable, preparado y calificado, que no contribuirá en nuestro país, quedando la duda de cuántos estarán dispuestos a regresar, una vez retornemos a la civilidad democrática. Otra ocupación pendiente para quienes sucedan este desgobierno.
Claro y hasta natural es, que la cantidad de desplazados venezolanos debía llamar la atención de países y organismos multilaterales, sobre todo cuando se aborda las condiciones en que se lleva a cabo esta fuga y el corto lapso de ocurrencia, máxime si se consideran las proyecciones en lo inmediato, motivo por los cuales el gobierno de Maduro se ha vuelto un problema continental, por lo que se encuentra en la disputa mundo al no ser un caso antes visto en la región y, sobre todo, cuando no existe conflicto bélico, siendo caracterizado, justamente, como una crisis humanitaria, dadas las necesidades masivas que se destacan en materia sanitaria, alimentación y servicios asistenciales, por solo considerar algunas superficies. Ante ello, y luego de 3 años de iniciado el desplazamiento masivo de venezolanos, reacciona Maduro, y los suyos, con intentos inocuos de llamados a regresar al terruño que resulta insuficiente cuando se aprecia las proporciones de los ido y los dispuestos a regresar como antes se referenció.
No se tratan que no quieran regresar, creo que se encuentra entre sus mayores ambiciones, tanto como los que seguimos en Venezuela, asunto que próximamente abordaré, pero ello no sucederá hasta que la situación política cambie y podamos recuperar el país que debe ser, ese que se destaque por sus instituciones, el respeto al estado de derecho, en el que la separación de poderes sea algo habitual y natural, se respete el debido proceso, hasta tener un administración que les atienda y no les persiga o discrimine por el derecho humano a manifestarse, en fin, hasta que retornemos a la democracia y la civilidad.
La ocupación sobre este asunto de la realidad que esta a la vista de todos, y que tendrá consecuencias, afortunadamente ha convocado a países y organismos multilaterales, dándole el carácter que merece de violación a los Derechos Humanos, pues incluye la exigencia a los gobiernos, naturales violadores de derechos, a exigirle su inmediata reparación, lo que contiene: el asegurar una vida digna, en igualdad de condiciones, garantía de la libertad individual y colectiva, así como la paz a favor de las personas, que de mantenerse en contumacia, acarrean sanciones, siendo insuficiente convocatorias espasmódicas, sobre todo cuando el problema sigue in crescendo y tiene consecuencias en la región, razón esta que puede degenerar en sanciones.
Entre tanto, le habrá de corresponder a Maduro, y los suyos, asumir las responsabilidades por sus actos, hechos u omisiones, asunto que no resulta en una gestión ligera, que puede tardar, pero por Dios que llegará y ellos volverán. Por ahora, les toca seguir padeciendo los malos tratos, el viacrucis a los que le somete este régimen que, además de vilipendiar y despreciar, ahora les intenta usar a manera propagandística siguiendo los postulados de Joseph Goebbels en cuanto a la trasposición, con el cual se procura: "Si no puedes negar las malas noticias, inventan otras que las distraigan” y más, que ya forman parte de su propio portafolio.
Como apunte al principio de esta perorata, resulta espinoso y hasta inocente el pretender allanar esta trama, por demás compleja, y que ahora el gobierno venezolano pretende usar de la manera más vil, correspondiendo a los factores democráticos enfatizar en conocer las causas y razones de la migración, su situación actual, la cantidad precisa de migrados por cada país, al tiempo de promover su mayor protección, así como la defensa de sus derechos humanos, incluidos los laborales y sociales, reducir la xenofobia, el chauvinismo y más, además de precisar las condiciones mínimas necesarias para su retorno.
En mi próxima disertación, habré de considerar los justos deseos del pronto regreso a su cuna, deseo, sueño y esperanza, de ellos y de los que los vimos partir.
Un libre pensador
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