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La popular escritora mexicana Laura Esquivel, autora de "Como agua para chocolate", vuelve después de ocho años de silencio con "A Lupita le gustaba planchar", una novela en la que aborda una sociedad extraviada en las adicciones.
La obra trata "del profundo dolor de aquellos que abren los ojos y no pueden soportar vivir en un mundo como en el que vivimos sin el alcohol o sin su motita (marihuana)", explicó el martes Esquivel en una conferencia de prensa.
Para su nuevo libro, Esquivel emplea una fórmula parecida a la de su primera novela, "Como agua para Chocolate" (1989), que la convirtió en uno de los autores mexicanos más reconocidos en el extranjero al vender más de siete millones de ejemplares y ser traducida a 35 idiomas.
Si en su gran éxito Esquivel recurrió a recetas de cocina para hilar la historia, en esta nueva novela utiliza actividades domésticas que muchos menosprecian por creer que son propias de las mujeres.
A Lupita le gustaba planchar, le gustaba chupar (beber), le gustaba lavar, son los títulos de algunos de los capítulos de este singular "thriller" sobre una policía obesa y alcohólica que es testigo del homicidio de un alcalde al que es incapaz de salvar y se da a la tarea de encontrar la verdad sobre el asesino.
"Todo lo que ella aprendió, actividades que pasan a segundo plano como las de la mamá de Lupita, que lavaba y planchaba ajeno", le permiten tener "un ojo diferente para fijarse en las cosas que para los demás pasan desapercibidas" y que la llevan a descubrir al asesino, explicó a la AFP Esquivel, de 63 años.
La autora reconoce que difícilmente superará el éxito de "Como agua para chocolate", que también tuvo una taquillera adaptación cinematográfica realizada por su exesposo Alfonso Arau en 1992.
"No busco el resultado, lo que quiero es expresar. Lo que en este momento me inquieta, lo quiero compartir", dijo Esquivel en una iluminada oficina de la editorial Santillana en Ciudad de México.
- Política desde la cocina -
La autora, que se asume como una muy buena cocinera, considera que estas labores típicamente femeninas dan a sus personajes la posibilidad de tomar una postura política desde una cocina o de un cuarto de lavado y planchado.
"Con lo que está sucediendo en mi país es inevitable tocar estos temas sociales y cuál es la posible salida que yo veo", dijo Esquivel, en referencia a la pobreza que afecta a un alto porcentaje de la población y a la mala distribución de la riqueza.
La escritora, que ha militado en partidos de izquierda y que incluso ha ejercido cargos públicos, duda ahora que estos institutos políticos sean la respuesta.
La solución "no la veo a través de la oferta de los partidos políticos, ni de los gobernantes, ni de los cárteles (del narcotráfico), nos corresponde a nosotros encontrar esa salida, pero para encontrarla tenemos que cambiar internamente", añade.
Para ello propone, como lo hizo Lupita en la novela, regresar a la cosmovisión del mundo prehispánico que ha quedado en el inconsciente de los mexicanos.