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El pasado fin de semana, Marisa Martín Blázquez, colaboradora de El programa de Ana rosa o Viva la vida , se abrió con sus seguidores de Instagram y confesó que padecía miastenia gravis, una enfermedad "crónica y autoinmune" que le diagnosticaron a los 23 años. De este modo, respondió a la "sorna y burla" que recibe en redes, pero solo varios días después parece que su revelación ha hecho que reciba mensajes muy diferentes.
"Si veis en mi cara y cuerpo esa asimetría y no la perfección, sabed que no es por eso que algunos, creyendo saber todo, critican erróneamente", comentó refiriéndose a los retoques estéticos o el bótox que dicen que se pone.
Este martes, la periodista ha hablado con Semana sobre su enfermedad y ha confesado por qué decidió contarlo ahora. Y es que Marisa Martín Blázquez ha explicado que le escribió por Instagram una chica que parecía tener la misma patología preocupada por ella, y ella le dijo que ya estaba diagnosticada. Sin embargo, esto le hizo plantearse la cantidad de gente que la tendrá y no se sabe.
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"¿Y si yo digo que a mí me pasa y que puedo hacer una vida bastante normal e incluso que no se acompleje porque puedo salir incluso en cámara? Para mí fue bastante motivación", ha contado.
Pero, además, también parece que su confesión ha ayudado a que algunas personas reflexionen: "Ha habido bastante gente que me ha dicho: 'Yo he sido una de las que te ha criticado y te había puesto en público mensajes, y no sabes cuánto lo siento. Qué lección nos has dado'".
"Yo me quiero así. Con mi miastenia, con mis imperfecciones y con mi delgadez", ha declarado asegurando que, por lo general, nunca le han afectado las críticas. "La cosa es aceptarse cada uno como es".
Marisa Martín Blázquez también ha contado cómo le diagnosticaron la miastenia gravis: "Una vez con 20 o 21 años fui a la médica de cabecera porque estaba acatarrada y entonces, esta mujer, que tiene un ojo clínico brutal, me dijo: 'Oye, tú ese ojo lo tienes siempre un poco más caidíto'". Entonces, tras ir al neurólogo y ponerle un refuerzo de vitaminas, finalmente terminó manifestándosele la enfermedad cuando dejó "de hacer deporte a nivel exigente".
"En mi día a día, me tomo la medicación cada cuatro horas, si no sería mucho dolor. Esto se recupera en el descanso y durante el día se va bajando y llegas a la noche mucho más débil. Entonces, sé como graduarme", ha concluido.