Leemos en The New York Times que en Venezuela se exponen maniquies con unas proporciones totalmente antinaturales: senos enormes, cinturas diminutas y culos imposibles.

Parece que la idea se le ocurrió a un tal Eliezer Álvarez, un fabricante de maniquies que frustrado por vender pocos de proporciones normales, decidió crear estos, inspirándose según dice, en la obsesión de la mujer venezolana por la cirugía estética.

El problema de esta obsesión por los pechos y culos exagerados es que pocas veces son fruto de la naturaleza y deberán ser los cirujanos plásticos los que se ocupen de conseguirlos.

Por cierto las fotografías son de Meridith Kohut, un fotoperiodista especializado en America Latina.