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Una manera de sembrar el petróleo (venezolano)

14/01/2018 18:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Una propuesta para transformar el petróleo en un recurso pertinente y sustentable a través del Diseño Industrial

Por: Omar A. Guerra Alfonzo

Profesor de la Facultad de Arte de la Universidad de Los Andes.

Licenciado en Diseño Industrial (ULA-Venezuela) / Máster en Diseño, Gestión y Desarrollo de Nuevos Productos (UPV-España).

Mérida, Venezuela

Enero de 2018

_______________

 

El contexto.-

Según cuenta la historia, en el mes de julio de 1936 en el periódico caraqueño ‘Ahora’ se publicó un artículo signado por el célebre y recordado Arturo Uslar Pietri que se llamó ‘Sembrar el Petróleo’. De manera original y visionaria, este genial literato expuso un impactante llamado de atención que exhortaba a invertir los recursos generados por el petróleo hacia otras actividades productivas que permitieran el desarrollo integral de Venezuela. Uslar Pietri advertía que, de mantener el modelo rentista con el petróleo, nos podíamos convertir en “un pueblo parásito e inútil” condenando el desarrollo y la calidad de vida de nuestro país.

A la fecha, han transcurrido más de 80 años y cerca de 20 presidentes han tenido en sus manos la posibilidad de cambiar el arcaico modelo rentista petrolero y, obviamente, nada ha cambiado. La advertencia de Uslar Pietri era tan real, que hoy en día la llamada “Maldición de los Recursos Naturales” que expone como ciertos países que son ricos en recursos naturales presentan índices generales de desarrollo muy bajos, es toda una realidad en Venezuela. Entonces, sembramos realmente el petróleo o lo seguimos despilfarrando en detrimento de nuestra calidad de vida.

 

El análisis.-

Las consecuencias de no internalizar y desarrollar la sentencia de Uslar Pietri la estamos padeciendo en los actuales momentos con gran intensidad. Ser un país mono-productor, dependiente de un único recurso, nos presenta como una sociedad que solamente tiene un “Plan A” como estrategia para afrontar el presente y el devenir. Y cuando se establece un solo camino o modelo para afrontar el desarrollo de algo, es como el adagio de “poner todos los huevos en la misma canasta”, es decir, se vive con un riesgo perenne de estancamiento para el desarrollo que, además, no se puede controlar porque en nuestro caso dependemos de la demanda del petróleo que es ajena a nosotros. Nuestro país no tiene una sólida diversificación de las actividades económicas que le permita controlar los riesgos; nuestro país vive con una “espada de Damocles”, con un riesgo inminente de estancamiento económico porque todo nuestro desarrollo está puesto en la canasta petrolera que extrae el recurso para quemarlo internamente (prácticamente regalado) y exportarlo para ganar las vitales divisas extranjeras. Es decir, el abecedario de planes que debe tener un buen estratega siempre ha sido ajeno a Venezuela.

 

Además, el pronóstico energético de los demandantes del petróleo no incluye a éste en sus fuentes de energía. Los países desarrollados que aún compran y consumen el petróleo, actualmente están apostando y ya están trabajando en el reemplazo del petróleo como principal fuente de energía en virtud de los costos que les representa, de la dependencia hacia los proveedores (que estratégicamente no es bueno) y, también, que el petróleo reporta considerables impactos ambientales al tiempo que no es sustentable. Ello alude a que el petróleo quedará obsoleto como fuente de energía al cabo de unos años, por lo tanto, pareciera que no es un aliciente proclamar que en esta tierra tenemos petróleo para 200 años.

 

Significa, entonces, que históricamente hemos tenido una desacertada y nada sustentable política de invertir la renta de nuestra riqueza en otras actividades de desarrollo. Mientras, de manera irónica y descarada, muchos de los presidentes de Venezuela enarbolaban el encabezado de Uslar Pietri y luego lo engavetaban hasta que el próximo mandatario lo volvía a empuñar, y así sucesivamente, solamente para aparentar un gobierno de avanzada.

 

Ahora bien, lo anterior es mi breve análisis sobre el actual modelo rentista petrolero, uno de tantos diagnósticos coincidentes que existen. Y ello, sólo es uno de los primeros pasos para cambiar la situación. Ahora es el momento de sintetizar, de constituir y proponer las maneras de sembrar el petróleo para lograr el anhelado desarrollo integral de Venezuela de manera inteligente y sustentable.

 

Dejo claro que la clave está en la diversificación de las actividades económicas, es decir, en colocar cada huevo en su propia canasta, o dicho en términos más reales, en la inversión, desarrollo y fortalecimiento en sectores como el turismo, la agricultura, piscicultura y ganadería, la minería, la mano de obra calificada, el desarrollo de software, y una larguísima lista de sectores que pueden formar parte de nuestras actividades de desarrollo (incluyendo al propio petróleo) siempre que exista una baja correlación entre esas actividades para que ninguna represente la gran canasta donde estemos metiendo todo nuestro desarrollo.

 

La herramienta para sembrar.-

En consecuencia, propongo una manera de sembrar el petróleo. Planteo que –actualmente- en Venezuela podemos darle valor agregado al producto petrolero haciendo uso del Diseño Industrial como herramienta fundamental. La historia universal contemporánea ha demostrado como el diseño (entre otros factores) ha sido trascendental para la reconstrucción de ciertas sociedades que fueron desbastadas o deprimidas por equivocadas razones ideológicas, y hoy en día son países desarrollados con altos niveles en su calidad de vida. El Diseño Industrial es un instrumento de gestión que permite aumentar la competitividad de las empresas y, las que lo utilizan como tal, generan productos que repercuten de buena manera en la llamada calidad de vida. Por ende, la calidad de vida puede entenderse como calidad de diseño, como objetos mejor diseñados que satisfacen mejor las necesidades humanas y que consiguen un mayor grado de bienestar porque reducirán las agresiones físicas ambientales y porque precisan de menores esfuerzos físicos y mentales para dominar el medio. Por ello, diseño y calidad de vida están íntimamente unidos. El Diseño Industrial, por naturaleza, se presenta como una herramienta estratégica para el desarrollo industrial y social de la comunidad que lo aplique.

 

Para aclarar mucho más el asunto y los objetivos del diseño, presento tres modelos interpretativos acerca del rol y el compromiso que puede tener el Diseño Industrial dentro de Venezuela:

 

Dentro del primer modelo, el Diseño Industrial está relacionado con el aumento de la funcionalidad de uso, es decir, que uno de sus fines es resolver los problemas de una sociedad mediante objetos determinados. Los problemas de la vida cotidiana de un colectivo, sociedad o país (como pueden ser: seguridad, salud, educación, vivienda, transporte, deporte, comunicaciones, entre muchos otros), pueden encontrar un gran punto de alivio y posterior desarrollo en las respuestas que ofrece el Diseño Industrial. En la medida que se fortalezcan y desarrollen todos los campos de un país, especialmente en la tecnología y en la industria, el rédito bruto nacional debe aumentar y la pobreza disminuir (obviamente no es una condición absoluta para el desarrollo, pero en alianza con el resto de las estrategias políticas y sociales sin duda representan el país que queremos y necesitamos). La historia y el presente de los países que se han apoderado del Diseño Industrial, lo han considerado como una herramienta para promover el crecimiento económico gracias al diseño de productos que dan respuesta a los problemas reales de una sociedad y, que además, son fabricados localmente. Esta política, conocida como “Sustitución de Importaciones” permite la conquista de una mayor autonomía por parte de quien la aplica, lo que permite a su vez diversificar la propia producción.

 

Dentro del segundo modelo, el Diseño Industrial está directamente relacionado con las estrategias empresariales ya que su campo de acción es dentro de las industrias y su objetivo dentro de éstas es el de aportar innovación, calidad y competitividad enmarcado en el mundo de las relaciones comerciales y la sana economía de mercado. Y en un mercado globalizado, sabemos que toda empresa (de cualquier ámbito y magnitud) tiene un objetivo primordial: pervivir y ser competitiva en el mercado donde desarrolla su actividad. Y la competitividad de una empresa pasa por producir bien y vender más barato, y por dotar a sus productos de unas cualidades o una diferenciación que le permita ser competitiva para ofrecer las mejores soluciones a la sociedad para la cual trabaja. Y es aquí, justamente, donde entra el Diseño Industrial que permite la diferenciación del producto y la introducción de valores simbólicos, funcionales y estéticos que se reflejan en la calidad y en la eficiente adaptación al uso. Con la incorporación del Diseño Industrial, las empresas se dotan de un instrumento que permite la innovación, el incremento de la calidad de sus productos y una actualización general de la oferta acorde con las necesidades de la sociedad.

 

En el tercer y último modelo de interpretación acerca del rol del Diseño Industrial, éste se enmarca en una perspectiva que lo define como una esfera de responsabilidad cultural, lo que hace que éste también forme parte del discurso de las Ciencias Sociales. Y es que tras esta visión el Diseño Industrial está comprometido a dotar de recursos a sociedades como la nuestra para que se puedan satisfacer las necesidades en términos económicos y medioambientales. Un diseño culturalmente adecuado no sólo puede mejorar de forma considerable la vida de los más necesitados, sino que también (básicamente, a largo plazo) puede proporcionar las bases fundamentales sobre las que se pueden construir las economías locales.

 

De esta manera queda clara la trascendental importancia del Diseño Industrial como una herramienta que permite la pertinencia y competitividad de los productos, el fortalecimiento de la industria y la sustentabilidad ambiental y económica de la sociedad que lo aplique. De hecho, muchos empresarios y políticos de buena parte del mundo ya lo entendieron y sus discursos ya no se centran de manera exclusiva en elevar la producción, ahora están ocupados en la innovación de los productos a través del diseño.

En Europa, por ejemplo, al término de la 2da Guerra Mundial, se incluyó al Diseño Industrial dentro de las políticas de reconstrucción y desarrollo con el propósito de crear los objetos para la sociedad precaria que dejó la guerra y, también, para potenciar la competitividad de las nuevas empresas que comenzaban a crearse, todo ello con miras al desarrollo social y el progreso. En ese momento, y con los recursos económicos necesarios, Europa debía emprender una tarea poco común: empezar de cero en el delineamiento de una nueva sociedad. Ese propósito social, sería una de las primeras manifestaciones de la valoración del diseño, pues las ciudades y los hogares por reconstruir, necesitaban de todas las expresiones propias del diseño, entre otras: la arquitectura industrializada, los espacios flexibles y simbólicos, los muebles versátiles, modulares o plegables, en definitiva, los diversos objetos para su óptimo desarrollo personal y social.

 

Por todo ello, no conviene menospreciar al Diseño Industrial como una herramienta clave para la (re)construcción general de una sociedad determinada. 

 

La siembra del petróleo.-

Es evidente y ya conocido por todos los venezolanos la histórica y desacertada política de vender barriles de petróleo como la única actividad comercial que nos sustenta. Esa política se ha presentado desde siempre como una actividad nada sustentable. El petróleo que luego se transforma en divisas extranjeras con la promesa de ser justamente divididas entre la población venezolana para elevar su calidad de vida ha sido una quimera. Y no se trata de erradicar la venta de barriles de petróleo, se trata –como ya se mencionó- de diversificar las actividades económicas de Venezuela, y dado que tenemos petróleo para 200 años, no podemos desconocer, desaprovechar y, sobre todo, malgastar ese recurso. Lo que debemos hacer es administrarlo de manera inteligente y comenzar a tratarlo como un recurso sustentable y pertinente.

 

Una excelente manera de distribuir el petróleo entre el pueblo venezolano es transformándolo en productos, y con ello podemos garantizar el correcto uso de este recurso, así como su permanencia a lo largo del tiempo en nuestro país. En este caso, el petróleo transformado en productos se traduce en fabricarlos con plástico. Este material, producto de la síntesis del petróleo a través de la industria petroquímica, ofrece grandes ventajas para el diseño y fabricación de un sinfín de productos utilitarios. Y la manera de sembrarlo en Venezuela es con la ayuda del Diseño Industrial; no hay duda que con esta disciplina se puede transformar ese petróleo en productos plásticos de altísima calidad y competitividad que pueden dar respuestas eficientes a los problemas del país. Con el Diseño Industrial podemos transformar el petróleo en productos que se pueden destinar a los distintos sectores del país. Incluso, podemos imaginar el petróleo transformado en productos que compiten y se venden en los mercados internacionales con lo cual no venderíamos -exclusivamente- barriles de petróleos sino también “barriles de productos” provenientes de ese petróleo.

 

La internacionalmente conocida empresa alemana Braun, por ejemplo, utilizó un aglomerado de plástico para fabricar una gama de productos innovadores. Y más tarde aplicó un programa de diseño radical, racional y sistemático que la catapultó y consolidó como una de las empresas más poderosas del mundo dentro de su área. En la actualidad, la compañía se sirve de la innovación en el Diseño para lograr la innovación técnica y funcional. Braun es reconocida como una gran empresa comprometida con sus trabajadores y con su entorno gracias a sus políticas de progreso basadas en el Diseño Industrial.

Y esa referencia alemana habla de una sola empresa dentro de una gama de productos (utilitarios para el hogar); la clave está en consolidar muchas empresas dentro de diversas gamas de productos que transformen el plástico (petróleo) en objetos utilitarios destinados a variados sectores en diversos mercados nacionales e internacionales.

 

En este punto, vale mencionar que no basta con producir, hay que resolver los problemas utilitarios de las personas con productos pensados, diseñados, ya que podríamos tener miles de objetos producidos que no resuelven los problemas de la gente, no se adaptan a su realidad y, por ende, no les gustan, no se venden.

Aunque es duro reconocerlo, nuestro histórico y pequeño sector industrial se ha limitado –de manera, hasta cómoda- a copiar y reproducir diseños que más allá de su estética, nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia, con la manera cómo usamos las cosas, con la anatomía del venezolano, en fin, con sus reales necesidades y características.

 

Venezuela, cuenta con los bienes de capital, las materias primas y los componentes necesarios para la producción local. Las contribuciones que puede dar el diseño nos permitirían pasar de una etapa imitativa y deficiente, a la producción de una cultura material con identidad propia y altamente competitiva (con miras a la exportación masiva), y todo ello, gracias al petróleo transformado en objetos utilitarios.

 

Y es cierto que hay serios detractores de los productos plásticos que alegan que este material es nocivo para la salud y el medioambiente natural. Pero nosotros, en medio de las ‘contra-respuestas’ que surgen por esa afirmación, entendemos plenamente que el producto plástico se puede reciclar, con lo cual garantizaríamos la permanencia de la materia prima para los productos futuros, con menos impacto al medio ambiente y mayor calidad de vida para las personas.

 

Por tanto, transformemos el petróleo en productos plásticos eficaces y eficientes (además de reciclables) a través del Diseño, para sustituir importaciones y transformar una industria extractiva y quemadora de petróleo en un sector industrial sustentable y realmente endógeno. Esos productos plásticos se los ofrecemos -en primer lugar- a la población local, y el excedente lo diseñamos con miras a la exportación (y recalco la inferencia de lo último: si tenemos petróleo para 200 años, ya tenemos excedente).

 

La cosecha.-

Las historias foráneas nos han mostrado que las políticas de oferta destinadas a superar las crisis hacían hincapié en el Diseño Industrial como parte de la innovación tecnológica. Tales políticas de oferta se centraban en tres ejes de actuación, a saber: 1) en la mejora de las infraestructuras para disminuir los costes logísticos, de transporte y comunicación; 2) en la inversión en capital humano mediante la formación y el fomento de la innovación por el estímulo del conocimiento y la tecnología; y 3) evidentemente, en el Diseño Industrial.

 

Grandes líderes políticos y empresariales afirman que el diseño cumplirá una función descollante en la economía de este nuevo siglo. Y un país que se proponga ser actor y no sólo espectador, deberá hacer del Diseño Industrial una columna portante de sus actividades tecnológicas y comerciales.

 

Invito a todos los que quieran sumarse a la siembra y pronta cosecha de esta necesaria semilla dentro de la reconstrucción de Venezuela. Y exhorto a las demás personas a proponer las semillas de otros sectores, que son igualmente necesarias para el florecimiento de todo el país.

 

Esto es, una pieza del rompecabezas… Pausemos los análisis y opiniones, comencemos a proponer para reconstruir.

 

Omar A. Guerra Alfonzo

V-13.377.889

VENEZOLANO


Sobre esta noticia

Autor:
Omar Guerra Alfonzo (2 noticias)
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Tipo:
Opinión
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