¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Patri Cantara escriba una noticia?
La luz del atardecer desde la plaza del Comercio, el olor de un café recién hecho en A Brasileira, el sabor de los pasteles de Belém o el triste canto de las muchas tabernas en las que suena el fado en el barrio de Alfama son experiencias inolvidables para cualquiera que las viva de cerca
La luz del atardecer desde la plaza del Comercio, el olor de un café recién hecho en A Brasileira, el sabor de los pasteles de Belém o el triste canto de las muchas tabernas en las que suena el fado en el barrio de Alfama son experiencias inolvidables para cualquiera que las viva de cerca. Por ello y por mucho más, la visita a Lisboa es algo más que aconsejable.
El triste canto de las muchas tabernas en las que suena el fado en el barrio de Alfama
La capital de Portugal es una ciudad vibrante, moderna y llena de vida en la que cualquiera encontrará un espacio para el que disfrutar. Lisboa reúne desde la modernidad de Chiado a la tradición de lugares tan emblemáticos como el Monasterio de los Jerónimos o la Torre de Belém. Subir a uno de sus antiguos tranvías es otra forma de explorar la ciudad como ya lo hacían los lisboetas del siglo XIX, todo para cruzar esas colinas que dan forma a un destino que no deja de atraer cada vez a un número mayor de visitantes que desean poder vivir la experiencia única de una ciudad hecha para colmar todos y cada uno de los sentidos.
El sabor de los pasteles de Belém
En definitiva, Lisboa no será un viaje más en tu lista, será un lugar al que siempre querrás volver.