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Autoridad. El líder supremoAli Jameneí y a la derecha el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad
El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, volvió ayer a respaldar la polémica victoria electoral del presidente Mahmud Ahmadineyad y subrayó que el régimen “no cederá a las presiones” populares.
En una declaración divulgada a través de la televisión estatal, la máxima autoridad religiosa y política de Irán aseguró que el resultado de las elecciones presidenciales “sigue siendo válido a pesar de las protestas”, por lo que pidió a los candidatos deponer las protestas e instó a todos los iraníes a arropar las labores del gobierno.
“Sobre los recientes incidentes relacionados con las elecciones, insisto en que se debe aplicar la ley. Ni el sistema, ni el pueblo cederán ante la fuerza”, afirmó.
Confirma victoria. Horas después, el Consejo de Guardianes daba un nuevo mazazo a las aspiraciones de la oposición.
La televisión estatal iraní en inglés PressTV anunció que el recuento parcial realizado de forma aleatoria por el Consejo de Guardianes en el diez por ciento de las urnas confirmó los polémicos resultados.
Campaña de desprestigio. En paralelo a esta decisión de Jamenei, el régimen ha emprendido una campaña de desprestigio contra el principal líder de la oposición, Mir Hosein Musavi, a quien no se le ve desde el rezo del viernes.
Ayer, las fuerzas de seguridad tomaron el edificio que era sede de un periódico que apoyaba la candidatura de Musavi. El diario fue retirado de circulación, pero la sede era considerada un “cuartel general de saboteadores y conspiradores, utilizados por uno de los candidatos”, en clara alusión a Musavi.
“Revolución de terciopelo”. Mientras la presión en el interior no cesa, Irán mantiene sus alegaciones de complot contra países occidentales, en especial contra Estados Unidos y el Reino Unido, a los que acusa de urdir una trama para propiciar lo que denomina como una “revolución de terciopelo”.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, confirmó ayer la expulsión de dos diplomáticos británicos y dio a entender que su país planea rebajar el estatus de sus relaciones con Londres.
El presidente de Irán vuelve a sonreír
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, en el ojo del huracán desde hace 10 días por haber sido proclamado vencedor con un 60 por ciento de los votos, pese a la acumulación de denuncias de fraude, se siente feliz y aliviado porque el líder supremo de la Revolución, el ultraconsevador como él Ali Jamenei, ya ha bendecido su victoria y despreciado las quejas de los opositores, a los que empieza a señalarlos como traidores al Estado teocrático.
También puede estar Ahmadineyad agradecido con su único amigo en el exterior, el presidente Hugo Chávez, quien dice estar plenamente convencido de la validez de los resultados ya que el sistema electoral iraní es “impecable”, como el venezolano