Hhuuummm… Me quedé pensando un rato largo y me dije para mis adentros; tantos momentos extraordinarios por los que he pasado y que unos han significado un algo, que me han producido tantos cambios, que me han hecho derramar tantas lágrimas, tantas tristezas, tantas alegrías; (suspiro)… Bien, ya sé que escribiré, ya sé en que basaré mi tema de este escrito… Se lo dedicaré a mi querido hijo Marco Tulio; quizás derrame alguna lágrima mientras escribo acerca de él.

El Jueves 16 de Enero de 2003, como a las 10 de la mañana llegó a visitarme mi hijo mayor Marco Tulio, me pregunto- Papá, estás limpio?, le respondí: Si, porqué? Bueno, yo compro los bistec; pero tu los cocinas… estuve de acuerdo, mientras yo me metí a la cocina, el se dispuso a jugar con sus tres hermanitos menores, mientras cargaba en sus brazos a la más pequeñita de ellos, luego del almuerzo se acostó a mi lado y comenzó a hablarme de unos proyectos que tenía para mi en su negocio de navegación e internet, hablamos como dos horas y finalmente me dijo que tenía que retirarse porque el trabajo atrasado lo estaba esperando; bueno que más queda, le respondí, le dije una ves más lo agradecido que estaba, lo bendije, lo acompañe hasta la puerta, lo abrace, lo besé como siempre lo hacía, como el bebé que siempre ha sido para mí y lo despedí siempre con la recomendación: “Cuídate mucho, sí”.

El Domingo 19 de Enero mi bebé estuvo de cumpleaños, cumplió 23 añitos de edad, y yo ni siquiera me acordé de felicitarlo, ni de llamarlo por teléfono; -bueno, mañana lo visitamos, le dije a los otros tres niños… Al día siguiente hice todo lo que tenía que hacer temprano y me fui en una bicicleta de reparto con mis tres pichones (como les llamo yo a los otros niños), rumbo Durigua II desde el Barrio la Romana, llegamos como a las 4 de la tarde a Durigua II; pero no encontramos a Marco Tulio, esperamos hasta las 6 de la tarde y se hacia oscuro ya, hablé con mi otro hijo que le ayudaba en el negocio que tenia de un centro de navegación, y le expliqué que por lo tarde y por temor a la inseguridad, que si cargaba a los niños, total que le hice entender con muchas palabras que no podía esperar más al otro muchacho (al cumpleañero), decidí irme de inmediato y así pasó aquel día, y el día Martes; y el día Miércoles cuando regresé de trabajar, la mamá de mis niños menores (entonces mi esposa), me dijo que Marco Tulio me había llamado, que quería hablar algo muy importante conmigo, que estuviera pendiente que a eso de las ocho me llamaba por teléfono; ok, le dije; esperé la llamada a las ocho, las nueve; por fin me quedé dormido, de pronto me despertó el timbre del teléfono, me levante sonámbulo, casi dormido, buscando el auricular, logré descolgarlo, -Aló- dije y alguien del otro extremo llorando me habló y dijo: -A Marco le dieron un tiro- Como?, le dije, sin dar crédito a lo que escuchaba-… -Que a Marco le dieron un tiro-, era mi otro muchacho, el menor, que lloraba desconsolado por su hermano, -Pero, donde lo tienen?, está mal herido?, por favor respóndeme… -No sé papá, le dieron el tiro en el pecho, se lo llevaron para el hospital… Reaccioné, salí corriendo a la calle en interior, mi pareja me sacó de mi mente, vístete, me gritó; corrí a que mi hermano que vive al frente, le llamé y me atendió, -A Marco le dieron un tiro! –como fue? Preguntó; no sé, por favor, vete al hospital y corrí tres cuadras más hasta la casa de mi hermano mayor y también lo llamé, casi sin respiración, -Por favor, llévame al hospital, a Marco le acaban de dar un tiro-… Las mismas preguntas, las mismas respuestas; que como había sido?, que donde estaba?, que como estaba? a todo esto, una sola respuesta; “no sé nada”.

Llegamos al hospital; nadie sabía nada de un herido de bala, decidí llamar al socio de mi hijo, y cuando me atendió, le consulté y me dijo; lo siento mucho señor Padilla, pero Marco está muerto, subí el tono de voz y le reclamé que estas cosas son muy serias, que me dijera la verdad y me respondió, perdóneme señor Padilla, pero estas cosas son muy serias de verdad y lo que le digo es la verdad, lo tienen en el Ambulatorio Adarigua… Aún sereno me subí a la camioneta donde me hacía espera mi hermano mayor y le dije todo lo sucedido sin flaquear, siempre rogando en mi corazón que no fuera cierto y que la bala fuera en alguna parte del cuerpo donde no pudiera afectar su vida, ni órganos vitales; llegamos al ambulatorio, pregunté por el herido de bala, el portero me llevó hasta la doctora que lo atendió y le dije, -por favor doctora, hábleme claro, sin rodeos; el muchacho? Como está?; quién es usted? Pregunto, Su papá, respondí; -señor, discúlpeme por ser tan cruda, pero su hijo cuando llegó aquí, ya estaba muerto, se lo llevaron para la morgue en el hospital; -Está usted segura de lo que dice?, -claro que si, fui yo la que lo atendí, era muy difícil que su hijo se salvara, el proyectil le afectó el cerebro, penetró por su zona orbital derecha- Gracias Doctora, disculpe la molestia… Subimos a la camioneta en silencio, nadie quería hablar, le dije a mi hermano, vamos a pasar buscando a Marlon a Durigua II (mi otro hijo) el que había atendido al herido; lo encontré desconsolado, solo, sin amigos, sin quién le prestara auxilio; eran los días del paro petrolero, no había gasolina y nadie daba colas a nadie… Lo tomé con cuidado, le consolé, (aún me mantenía sereno), lo monté en la camioneta y salimos rumbo la morgue del hospital central de Acarigua-Araure…

Pedí que me dejaran entrar, alguien me lo quiso impedir y le hable aún sereno que utilizaría cualquier medio para ver a mi hijo muerto, quizás vio la decisión en mi expresión que de inmediato quito el candado que cerraba la puerta de la morgue… Y allí estaba tirado mi bebé, todo ensangrentado, su rostro, su ropa, sus zapatos, sus cabellos, mi otro muchacho no soportó y se hecho al suelo a llorar… Tomé un pañuelo que llevaba en un bolsillo, lo humedecí y comencé a limpiar su rostro irreconocible por la sangre ya seca, y recuerdo que solo decía: -Mi bebé, oh Dios, mi bebé- Gracias Dios!, Gracias Dios!, Gracias Dios!... Escrito está y así dice el señor: “que debemos dar Gracias a Dios por todo”… Me dejaron allí casi dos horas, hasta que hube limpiado a mi bebé… Aún lloro este momento como si fuera ahora mismo, me duele el corazón, me duele la garganta, me arden los ojos… Era un gran chico mi bebé; hoy no está conmigo, solo su recuerdo, su sonrisa, su voz, sus fotos, sus recuerdos…

Mientras trabajaba en su negocio, cinco delincuentes con ansias de tomar lo que no les pertenecía, tomaron la vida de mi hijo mayor Marco Tulio… Nunca pedí justicia, ni que les hicieran ningún daño; recuerdo que dije: líbreme Dios de contaminar mis manos con sangre de ninguna manera, no sé si alguno de ellos algún día se levante y sea un instrumento de Dios y yo pretenda dañar lo que Dios quiera hacer… Propuse no contaminar mi corazón ni con odio, ni con resentimiento, ni rabia, ni venganza, ni ninguna otra cosa que contenga amargura, ni rencor… Salí ganando con todo esto, no perdí un hijo; pues me hace espera en el cielo ya sentado en la mesa de la cena de las Bodas del Cordero; mientras yo termino de cumplir con el propósito de Dios acá en la tierra, crío otros hijos, recuerdo a mi bebé Marco Tulio, aconsejo lo mejor que puedo y trato de llevar una vida pía lo mejor que debo… A la memoria de un gran hijo… Marco Tulio; de su Papá Luis Omar…