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La complejidad de este proceso incongruente obliga a tener en cuenta factores y conceptos que nada tienen que ver con la realidad social que aflije hoy a España. La idea de responsabilidad política entre representantes y representados ha desaparecido en los primeros
Las elecciones son el cauce por excelencia para producir representación y dado que el comportamiento electoral del pueblo no está predeterminado hay que influir en el mismo con distintos factores, variables y dimensiones. Por eso, hoy se tiende a adoptar medidas, a veces desesperadas, poco éticas e incluso difamatorias en pos del rédito electoral.
Estos últimos días se está hablando mucho de la casa que Pablo Iglesias e Irene Montero han adquirido, y de su precio, lógicamente. Y esto es algo que raya lo surrealista. O una manera de decirle al ciudadano que Podemos no es lo que proclama. Que sus dirigentes son como el resto de la clase política. Pero, ¿es así realmente? ¿O se está entrando en materia personal y politizando la vida privada de unos ciudadanos, que es lo que son fuera del Congreso?
Los partidos políticos son, evidentemente, actores de primer orden dentro de la vida política. No obstante podríamos dejar de lado la privacidad de sus dirigentes, siempre y cuando esa privacidad no afecte en nada la estabilidad de nuestro sistema político. Y por supuesto, siempre que esa vida privada no esté siendo sufragada por las arcas del Estado. No es lo mismo ir como miembro del Gobierno del país a una embajada extranjera y aprovechar la coyuntura para plantearse unas vacaciones con toda la familia beneficiándose de que todo está costeado por el Estado, que hipotecarse para toda la vida por comprar una vivienda familiar; quién es nadie para decidir qué tipo de vivienda le corresponde a cada cual. Ni tampoco es lo mismo admitir comisiones ilegales y comprarse un ático de lujo con ellas. Ni encontrar un Jaguar en el garaje, o que la comunión de los hijos corra por cuenta de un empresario, cuando se tiene un cargo institucional. Tampoco es lo mismo aprovechar el cargo o las influencias del partido político en que se milita para sacarse una carrera en unos meses u obtener un master sin acudir a clase o a defender el trabjo de finalización, cuando al resto de los ciudadanos nos cuesta dinero, mucho esfuerzo y mayor entrega.
Es innegable la influencia de los medios de comunicación para condicionar a los ciudadanos hacia sus posiciones de interés
También es innegable la influencia de los medios de comunicación en este proceso deliberado de desacreditación, por eso sus noticias han de ser analizadas con atención, ya que sus relaciones con los partidos políticos suelen tener un peso importante.
Así que, sí, Pablo Iglesias es un bocazas, eso es incontestable y por eso la hemeroteca le pasa ahora factura, Pero no olvidemos que Albert Rivera paga un alquiler por un chalet en Pozuelo de Alarcón, localidad de Madrid con la mayor renta per cápita, donde ningún alquiler baja de los 3000 euros por este tipo de vivienda. Esto es dos veces, cuando menos, la hipoteca de Iglesias y Montero. Pero este hecho no abre ningún telediario, ni arroja críticas sobre el tema. Curioso, cuando menos, ¿no?
Tener una buena cultura política es una necesidad básica que los ciudadanos debemos considerar adoptar, si queremos comprender las contínuas pruebas a que se nos somete por parte de esos medios manipulativos, así como los señuelos que nos ponen para conducirnos como a rebaños a sus posiciones de interés. Supone un proceso de aprendizaje a lo largo de nuestra vida y para el que debemos estar preparados y predispuestos a comenzar, si queremos ser dueños de nuestras decisiones.