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Hace unos días lo decía un amigo mío, y lo decía en serio, no era una forma de hablar: ‘Definitivamente, no voy a alcanzar la saga AC jamás. Estos tíos tardan menos en hacer juegos que yo en jugármelos’. El motivo de este comentario era, obviamente, el anuncio de Assassin’s Creed IV: Black Flag cuando han pasado poco más de cuatro meses desde el lanzamiento de Assassin’s Creed III.
Dejando a un lado temas secundarios como las polémicas sobre embargos y las, a menudo surrealistas, protestas de PETA, lo más llamativo de este Assassin’s Creed IV es, a mi parecer, esta inusitada carrerilla que ha pillado Ubisoft a la hora de parir asesinos. ¿Bueno?, ¿malo? Cada uno tendrá su opinión. A mí, en primer lugar, me parece comprensible.
Activision encontró el filón hace años en sus Call of Duty anuales y parece qu está repitiendo estrategia con el exitoso Skylanders. Mientras, otras desarrolladoras, como Square Enix, sueñan con alcanzar esa frecuencia y regularidad para sus propias franquicias. No es de extrañar entonces que Ubi trate de hacer lo propio con la saga que le trajo suerte con su primera entrega y que disparó aún más su prestigio como desarrolladora de primera fila a partir de la segunda.
Desde el punto de vista comercial parece lógico, ¿a qué empresa no le gustaría tener un superventas asegurado al año? Esta certeza permitiría, especialmente en estos tiempos, cuadrar las cuentas anuales con cierta tranquilidad. Pero, ¿qué consecuencias puede tener esta estrategia para el juego en sí?
Assassin’s Creed no es como un FIFA o un Pro, que cada año resurgen actualizados (algo que ya se podría hacer vía online con mucho menos coste para el consumidor, aunque también con menos beneficios para EA y Konami). Algo parecido pasa con Skylanders, cuyas nuevas entregas podrían ser denominadas casi como expansiones. Respecto a las pretensiones de Square Enix, casi mejor no decir nada: un Final Fantasy al año sería un disparate o un horror, o quizá ambas cosas al mismo tiempo.
Quizá la comparación que a priori parece más afortunada sería con el caso de Call of Duty, pero existe un factor que desequilibra el símil: CoD cuenta con una comunidad de jugadores online inmensa, muchos de ellos solo compran el juego por el multi, mientras que la principal baza de Assassin’s Creed es su celebrado modo historia. Por tanto, no, AC tampoco es como CoD.
Teniendo todo esto en cuenta y volviendo a la pregunta que hacía antes, creo que el lanzamiento de un AC anual podría tener graves consecuencias negativas para la saga, no por su descenso de calidad sino por una merma de interés originada por la saturación, que es algo que a Ubisoft no se le da demasiado mal (¿alguien recuerda el alución de Imagina ser?
Pero, siendo franco, hay que reconocer que también puede que el lanzamiento de un AC anual no tenga absolutamente ninguna consecuencia para la saga. De momento, los desarrolladores se las están apañando para mantener el nivel e incluso superarse en muchos aspectos con cada nuevo capítulo. De hecho, este Black Flag parece prometedor. Habrá que ver cómo le sienta al Animus el salto de generación…
Y por último, la pregunta: un Assassin’s Creed al año, ¿buena o mala idea?