Este jueves, el equipo Haas F1 ha presentado la decoración que lucirán en sus monoplazas en la temporada que arranca el 26 de marzo en Bahréin. La escudería norteamericana ha dado que hablar por la elección de los colores: simulan la bandera rusa.

Una circunstancia que cobra sentido si se atiende a la nacionalidad de uno de sus pilotos Nikita Mazepin, natural de Moscú. Sin embargo, el equipo con sede en Carolina del Norte y en el que debutará Mick Schumacher esta temporada, se ha saltado así una sentencia del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

El pasado mes de diciembre, el TAS ratificaba su sentencia contra los atletas y deportistas rusos por dopaje de estado promovido por el gobierno. Redujo, eso sí, la sanción de cuatro a dos años pese a la insistencia de la Agencia Mundial Antidopaje para aumentarla.

Es por ello que, durante los dos próximos años, hasta diciembre de 2022, ningún deportista ruso podrá competir bajo su bandera ni el himno del país podrá ser reproducido en las posibles celebraciones.

Una prohibición que Haas no ha tenido en cuenta y que hará feliz al magnate padre de Mazepin, Dimitry Arkadievich Mazepin, dueño de Uralkali, la mayor empresa de fertilizantes químicos del mundo y prácticamente único valedor de su hijo en el mundo de la F1.