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El popular expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) expresó este jueves su apoyo a la mandataria Dilma Rousseff, que llamó esta semana de "golpistas" a los sectores de oposición que quieren su salida del poder.
"Hoy vivimos el período de mayor solidez de nuestra democracia desde la proclamación de la República", fundamentó Lula en su cuenta de la red social Facebook, acompañado por un hipervínculo a un manifiesto de grupos sociales favorables a Rousseff.
"El cúmulo de luchas del pueblo brasileño forjaron las bases de un país más rico, menos desigual y consciente de su potencial. Por eso no hay espacio para el retroceso, el tiempo del golpismo pasó hasta nunca más", añadió el antecesor y padrino político de la actual mandataria izquierdista.
Rousseff, con su popularidad por los suelos (9%) y en una compleja situación política, desestimó en una entrevista concedida al diario Folha de Sao Paulo la posibilidad de ser destituida y aseguró que sectores de la oposición que quieren su salida "son un tanto golpistas".
"No hay bases para que yo caiga. Y que lo intenten. Si hay algo de lo que no tengo miedo es de eso", zanjó en respuesta a los detractores que piden un "impeachment" (juicio político).
El manifiesto en favor de Rousseff que publicó Lula en Facebook fue firmado por movimientos sociales, sindicatos, diputados y militantes del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), al cual pertenecen Lula y la actual presidenta.
"El pueblo brasileño fue a las urnas y escogió para un mandato de cuatro años a la presidenta" y "consideramos inaceptable y nos rebelamos contra los reiterados intentos de sectores de oposición y el oligopolio de la prensa, que buscan crear, a través de procedimientos ilegales, pretextos artificiales para interrumpir la legalidad democrática", indicó el texto, reproducido en el sitio web del PT.
A sólo seis meses de iniciar su segundo gobierno, Rousseff aparece asediada por las revelaciones del escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, que golpeó de lleno al PT y sacude al Poder Ejecutivo, en momentos en que la economía está estancada y la inflación y el desempleo crecen progresivamente.