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Nota: Por error había enviado, y posteriormente anulé, la crónica del 30 de agosto de 2006, y no la de hoy, que es la que sigue: Acabadas las fastuosas vacaciones de Rodríguez Zapatero, decenas de periodistas quieren destrozarlo con sus artículos, pero al final solo les salen groserías o crónicas rosa, ideales para los momentos más entrañables de Corazón, Corazón. Hay quien no soporta a RZ y lo trata con ira. Pero él es un hombre encantador sonriente ante las malas noticias y que dice eslóganes etéreos nacidos en la sacristía del New Age: talante, universo, paz, infinito, bondad, contexto, imaginar, intención, espacio o espíritu. Palabras encantadoras, insustanciales, que dejan un imaginario brillante, soleado, buen rollito. Corresponden a la nueva y piadosa religión, pero laica, que copia esas expresiones dulces de los términos habituales en los conventos de monjas. Para protestar contra ese discurso etéreo lo patearon hace algún tiempo en la Asamblea Francesa bastantes diputados socialistas. Feroces dialécticos, rechazaron su inane elucubración. ¡Gabachos! Él sigue expresando sus románticas emociones adolescentes, oenegeras y agropecuarias: recuérdese aquél día en el que, tras ver un pajarillo revoloteando por la Moncloa se topó con alias Carod-Rovira, tuvo un súbito pálpito bucólico y le regaló Cataluña. "Después de Maragall, Catalunya será tunya", le dijo, aunque luego le gustó Más, rival del mismo Maragall, y fue a él, a Artur Mas, a quien le entregó la regalía. Algo cambiante, sí que es. Al lenhendakari Ibarretxe le promete que Patxi López le hará muy feliz con su plan, que lo acercará más a la autodeterminación: "Solo tienes que recoger nueces, mi dilecto amigo". Quiere hacernos felices, y así no hay manera de escribir contra él. No se puede atacar a quien va entregando con tiernas sonrisas la estructura del Estado, próximamente Al-Andalus. Además, siempre sale limpio de la alcantarilla de los problemas en la que lo meten sus ministros sin que él lo sepa: en realidad, toda la política nacional y la internacional. La economía, no, pero porque Solbes es muy aseado. RZ brilla como un paladín encantador con expresión triunfadora mientras los otros están impresentables: por eso crónicas como esta salen amables y refrescantes, como para Corazón, Corazón.
