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La Microsoft va a jubilar el sistema operativo Windows XP, el 8 de abril del presente año. La mayoría de los ATM en Estados Unidos corren con una versión completa de XP, cuyo soporte culmina este año, y otro porcentaje trabaja con una versión Embedded de XP cuyo soporte se extiende hasta el año 2016. Al parecer el mayor proveedor de cajeros automáticos (ATM) de Estados Unidos ha señalado que el 95% de los ATM de todo el mundo funcionan con Windows XP y es el sistema operativo que corre detrás de esas pantallas azules con las que los clientes interactúan al sacar su dinero de los cajeros. A pesar que la Microsoft ha advertido sobre la importancia de actualizar los dispositivos a nuevos sistemas operativos, el proceso de migración comenzará en E.U.A. como es usual, pero el resto del mundo tendrá que esperar a que el proveedor de cada país adopte el traslado, pues no bastaría sólo con actualizar el sistema operativo, sino cambiar piezas de hardware, o en su defecto cambiar la máquina por completo.
Desde ese momento, aunque Windows XP siga funcionando, todos aquellos dispositivos y aparatos que lo usen corren el riesgo de sufrir brechas de seguridad o fallos operativos. Es decir, el 95% de los cajeros del mundo sufrirán con la muerte de Windows XP si no hacen algo antes.
Microsoft ha cumplido con informar a sus clientes sobre este «deadline», la industria de los cajeros automáticos ha tardado mucho en reaccionar, lo cual va traer como consecuencias que algunos cajeros colapsen en un determinado momento.
El «envejecimiento» del sistema operativo se nota en el desempeño del cajero. Según exponen en Bloomberg Businessweek, las máquinas que cuentan con un sistema operativo más viejo son más lentas y el proceso de retirar dinero o realizar una operación bancaria es más frustrante.
Por otra parte, el usuario también puede notar el mejor desempeño de un ATM con sistema operativo más nuevo. Por ejemplo, tiene pantallas táctiles y todo el proceso es más rápido.
Reporta Bloomberg que la mejor opción a la hora de actualizar para los fabricantes es el Windows 7. Sin embargo alertan que en algunas máquinas no bastará con actualizar el «software», sino que también tendrán que sufrir cambios físicos. Algunas, incluso, tendrán que ser desechadas. Este «cambio» se traduce en un «dolor de cabeza» para los bancos y fabricantes, dicen desde The Verge, sin embargo, es un gran beneficio final para el consumidor.