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En Boconó -la luz- no se va, ¡VIENE!
Luego de un lapso superior a dos meses sin hacer presencia por estos caudales, lo primero que deseo hacer es explicar las razones por las cuales me vi atascado de poder escribir, lo cual se generó por un hurto de los cables de interconexión a internet, asunto "cotidianizado", si me permiten el termino, en la Venezuela de hoy.
Sin embargo, tal calamidad no es la única que padecemos en esta tierra de gracia, sino que ello va acompañado de la falla en el suministro de agua -en cantidad y calidad-, retraso en la recolección de los desperdicios sólidos -basura-, interrupciones en el servicio de la TV por cable, cortes de luz y otros males más, a los que aparentemente nos hemos ido acostumbrando, siendo en el centro del país no tan recurrente como en las regiones, asunto del que me percate en carne viva cuando visitaba el pueblo de Boconó en el estado Trujillo.
Por esos lares, y así se reporta en las redes sociales y otros medios de comunicación, el servicio eléctrico -la luz- no se va, ¡VIENE!, pues es tanto el tiempo de duración de tal complicación y el poco lapso en que se cuenta con él, que no podría ser tenido bajo otro juicio, sin olvidar que cuando llega es a una intensidad o muy alta o muy baja.
La cosa es que, en este municipio homónimo al nombre de su poblado, como muy seguro en muchos otros distantes del centro de la ciudad capital, aunque en ella también se han registrado fallas en el sistema eléctrico, la cosa se pone peor cuando concurren, debido a la falta de energía eléctrica, caídas en las líneas telefónicas -celulares-, así como en la posibilidad de usar los puntos de venta, lo que aunado a la muy elevada escasez de efectivo, empeora sustancialmente la calidad de vida, que como es natural, provoca salir corriendo.
Lamentablemente, esa calamidad en esas comunidades va in crescendo y extendiéndose a otras regiones menos distante de la gran Caracas -Distrito Capital, Vargas y Miranda-, además de las múltiples deficiencias que cada día se agrandan en la plataforma del sistema bancario, siendo crítico el de las instituciones del Estado -no del gobierno-, lo que nos confiesa, como muchas veces se ha manifestado, que nos encontramos frente a un gobierno eminentemente negligente y de declarada impericia, si no se trata de su intención, cosa probable para muchos cronistas.
Nunca, pero nunca, acostumbrarnos o conformarnos a vivir en el caos y la inopia
Lo anterior encuentra sustento, en los argumentos falaces con lo que pretenden justificar lo injustificable, indicando que se trata de saboteo, cosas de la naturales o animalitos tremebundos, caída en los ingresos petroleros, guerra económica, calamidades climáticas o cualquier otra barbaridad por incrédula que pueda ser o sonar, cuando en realidad se trata de un fallo en la planificación, previsión, conservación e inversión, que muestra una gerencia incapaz, incompetente y hasta de oídos sordos, para tales fines, siendo ejemplo de ello el estado de la central hidroeléctrica Tocoma, Tacoa y otras, muy a pesar de las tantas advertencias e informes de especialistas, sindicatos y trabajadores que del sector han realizado.
Evidentemente, no ha sido falta de recursos, pues los hemos tenido de manera ingente, sino a su dilapidación, malversación y corrupción que el gobierno luce y que tanto mal nos ha espigado, nimiedad ante lo que pretende perpetrar.
Pero la cosa parece empeorar, asunto ya anunciado por expertos y analistas, y parece que se manifestará con lo que algunos han anunciado como la hecatombe total de los servicios, lo que ya palpamos en hospitales y clínicas privadas por la falta de insumos, en los mercados populares y auto mercados, en las fallas del transporte subterráneo y superficial, en el suministro de gasolina y lubricantes que produce la PDVSA, que fue de todos, en las fallas en la oferta de alimentos y pare usted de contar.
De manera que toca a todos, cada uno desde su nido, denunciar el estado calamitoso en el que estamos y al que nos quieren llevar, ser creativos y procurar alternativas de solución para dejar de hacer las cosas como hasta ahora se han venido haciendo, si deseamos un resultado diferente, y nunca, pero nunca, acostumbrarnos o conformarnos a vivir en el caos y la inopia.
Antes de publicar este alegato y luego de leerlo una vez más, pareciera que debería haberlo titulado, la falla de Venezuela o más bien, el gobierno de Nicolás Maduro.
Todo parece indicar, que lo que nos viene es el colapso total, sino hacemos algo de manera inmediata
Un libre pensador