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Y entonces volaron, una novela sobre el ser
Juan Laborda Barceló
La crítica literaria Françoise Jarrousse escribe sobre Y entonces volaron (Huso Editorial, 2020) de Juan Laborda Barceló: "En su último libro, Chanson Bretonne, J.M.G. Le Clézio, escritor francés a quien quiero mucho, dice: «Escribo para saber de qué estoy hecho». Esta frase, Juan Laborda Barceló podría haberla escrito pensando en su último libro Y entonces volaron. Porque su relato es como un puzzle cuyos pedazos dibujan una geografía íntima hecha de recuerdos, de relatos reales o soñados, de sensaciones, de emociones que lo construyeron, de lugares de la infancia que lo impactaron, de encuentros decisivos, de libros esenciales (¡Julien Gracq por supuesto!), de películas míticas. Al leer esta historia escrita y soñada desde la atalaya de la Universidad Complutense de Madrid tan importante para Juan, se dibuja la silueta de un escritor sensible, sincero que cuenta lo que lo construyó. Y lo hace con la dulce música de una escritura suave llena de nostalgia. Vuela por encima de sus recuerdos que se diluyen en el cielo como la lluvia amarilla de Julio Llamazares. Y nosotros, los lectores, volamos con él y con los versos de Guillaume Apollinaire:
«Approchez-vous du bord, fit-il encore./ Venid hasta el borde, les dijo.
Ils vinrent/ Ellos fueron.
Il les poussa/ Los empujó
Et ils volèrent/ Y entonces volaron».
¡Y entonces volaron!"
La melancolía puede ser un lugar tanto físico como emocional. Eso es lo que un joven profesor, y protagonista de este libro, está a punto de descubrir tras quedarse atrapado por sorpresa en el limbo de sus recuerdos.
Con una prosa lírica y contenida, Juan Laborda Barceló construye un mecano que se puede leer seguido o de manera aislada, compuesto por pequeñas piezas que se ensamblan temáticamente hasta conformar un todo narrativo. En él se entremezclan historias diversas, como la de un caserón familiar atacado por el maquis, los amores y desamores universitarios, el suicidio de un conocido, los textos que nunca escribimos o la bruma de la infancia.
El lector inquieto, el amante de la metáfora, el cinéfilo recalcitrante y el aficionado a la historia encontrarán a lo largo de estas páginas un sinfín de guiños, semillas y referencias, pues precisamente serán los meandros del arte y de la creatividad los hitos de este recorrido por el pasado y por nosotros mismos. Juan Laborda Barceló explica que su nueva creación parte de una experiencia que todos hemos vivido. Se trata de esas ocasiones en las que nos quedamos embebidos en nuestros pensamientos o abstraídos en nuestras reflexiones. Normalmente, necesitamos de una voz amiga o familiar que nos traiga de vuelta a la realidad. Bien, pues en ese territorio indefinido, en ese lapsus de tiempo que puede durar un segundo o toda una vida, es donde se mueve esta novela. En ella, un profesor que acude a acompañar a sus alumnos al examen selectividad se queda definitivamente perdido en sus recuerdos.
La memoria, ese lugar del que afortunadamente no hay exilio posible, la nostalgia o las brumas de la infancia son algunos de los temas recurrentes del libro, pero la idea básica es dotarlos de un carácter general. Por ejemplo, quien no conoce la melancolía otoñal tras haber vivido un amor de verano, ¿Quién no ha sentido el desamor?
La familia, la creación artística o los miedos inherentes al ser humano son algunos de los asuntos que no dejan de aflorar en estas páginas de no ficción. El amor por la historia y por el cine son los ejes de la obra narrativa. Son prácticamente obsesiones cultivadas con constancia y ahínco. La historia, además de una forma de vida, es una manera íntima de mirar atrás. Al autor le interesa abrir esos cajones medio cerrados por el tiempo, esos temas aún por hollar, por tratar.
ESPAÑA
2020
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