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Pasan los días camino a la llamada nueva normalidad y arrecian los discursos de los agoreros de todo tipo que parecen empeñados en seguir sembrando el caos y la zozobra entre la población
Desde los locutores de televisión a los tertulianos, pasando por los articulistas más variados, recibimos mensajes que invitan a la desconfianza e incluso al odio hacia el gobierno de coalición.
Los mensajes son de lo más variopinto, mezcla de medias verdades con descomunales mentiras, hasta llegar a inventarse situaciones inexistentes que anuncian el desastre absoluto.
Estamos ante una factoría de creación de frases hechas y discursos fáciles que llegan a los sectores más atrasados de la sociedad, con el fin de fomentar la crispación y el caos necesario para anunciar la necesidad de un nuevo Mesías Redentor.
Como si no conociéramos ese viejo y gastado recurso que sirvió en su momento al nazismo y al fascismo para justificar sus atrocidades, con la convivencia de ingenuos ciudadanos que más tarde se darán golpes de pecho al saberse cómplices de la barbarie y la vesania asesina.
La otrora derecha civilizada se ha echado al monte y vuelve a campar por sus fueros fascistas de los que parece que nunca ha salido, la radicalización de buena parte de los herederos del Partido Alianza Popular fundado en su día por el ministro de Franco, Manuel Fraga Iribarne parece haberse desgajado de lo que fuera en su día la Unión de Centro Democrático, fundada por Adolfo Suarez.
Atrás quedan los discursos conciliadores llamando al consenso y la unidad de los demócratas frente al Bunker fascista, Lejos muy lejos de ello, han desatado una campaña contra el gobierno al que califican de socialcomunista, como en los tiempos de la Guerra Fría, animados por dirigentes como Donald Trump, Bolsonaro o Andrzej Duda.
La descomposición política y social en el Estado español, vuelve a poner de relieve el importante papel que juegan los medios de comunicación en manos de la derecha más recalcitrante y reaccionaria de los últimos cuarenta años y que en buena parte deben su situación privilegiada a los sucesivos gobiernos surgidos de la Transición Democrática.
Medios sostenidos en gran medida gracias a la inserción de anuncios del Estado y a la financiación del papel periódico, amén de otras bagatelas y las filtraciones interesadas desde estamentos oficiales.
Medios que no son ajenos a las llamadas Cloacas del Estado, que financian en buena medida a algunos de sus redactores, colaboradores y directores, tal como ha quedado en evidencia gracias al Caso Villarejo y otros vinculados a la corrupción y financiación del Partido Popular.
El fascismo se desprestigia a sí mismo en una sociedad democrática y culta
En paralelo, esta derecha radicalizada y fascista se está sirviendo de nubes de operadores en las redes sociales que se desenvuelven en todos los sectores de la sociedad, difundiendo sus mensajes, consignas, bulos y falsas noticias para incrementar el caos y la intoxicación informativa.
A ello también contribuyen en buena medida algunos personajes de la izquierda que juegan un papel dual y ambiguo, dando una imagen en los medios de comunicación y otra bien distinta en las redes sociales.
Sirva de ejemplo los enfrentamientos entre seguidores del PSOE y seguidores de Unidas Podemos, por no mencionar a otros muchos de la extensa y variopinta izquierda planetaria, que va desde prochinos, trotskistas, stalinistas, procubanos, revisionistas…
Muchos de los cuales también contribuyen a generar caos y confusión en el conjunto de la sociedad, de una forma absurda e irresponsable, en aras a decir algo por no saber estar callados cuando la situación lo que requiere son mensajes claros y a veces silencios frente al fascismo.
No es buena receta hablar de los fascistas, en la mayoría de los casos es la mejor y la más gratificante de las campañas de propaganda, ya lo decía Manuel Fraga: Lo importante es que hablen de nosotros, bien o mal, pero que hablen de nosotros.
La izquierda bocazas es el mejor aliado del fascismo, sin olvidar la paradoja de Karl Popper y el que hay que saber dar respuesta oportuna en el momento oportuno al fascismo.
El fascismo es el enemigo de la Clase Obrera, el fascismo nació para combatir y aniquilar al internacionalismo proletario, por eso es nacionalista, fundamentalista, de derechas, xenófobo, homófobo, y racista.
Ojo con las consigna de Donald Trump: No hay fascismo de izquierdas, la razón fundamental del nacimiento del fascismo es destruir a la izquierda y el pensamiento liberal progresista.
Ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro