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Cada día se pone más de manifiesto, que todo dictador pide a sus sigüíes que le rindan culto a su personalidad
Está comprobado históricamente, y cada día se pone más de manifiesto, que todo dictador pide a sus sigüíes que le rindan culto a su personalidad. Parece que es esa la característica que los hace más semejantes. Bastan algunas indignas muestras: Stalin (Unión Soviética), Hitler (Alemania), Mussolini (Italia), Fidel Castro (Cuba), Juan Vicente Gómez (Venezuela) y Kim Jong-Il (Corea del Norte), media docena de degenerados que sometieron cruelmente a sus pueblos.
Por eso es fácil detectar a un dictador, aun desde mucho antes de haberse declarado como tal. Recordemos que los militares mal formados son aquellos que saltan la talanquera de los cuarteles, casi siempre para delinquir contra la institucionalidad constituida. Por eso nosotros acompañamos a quienes piensan que Venezuela está, desgraciadamente, a merced de un dictador. Y esta creencia quedó acentuada cuando vimos al "Bolívar este" en la cuña de Andrés Ospino. Mejor dicho, en la publicidad del gobierno que preside Hugo Chávez.
Ya ese episodio nadie lo puede negar. Y tampoco es fácil pasar por alto, como si nada estuviese ocurriendo, la cursi pieza oratoria del canciller venezolano con motivo de los 201 años de la declaración de nuestra independencia en la AN. ¡Qué inmadurez! Todo cuanto de real y trascendente ha ocurrido en Venezuela trató de borrarlo el orador. ¿Para qué? Para que le quedara suficiente espacio para rendirle culto a la personalidad del "Bolívar este". ¡Qué rastrero! Es por esto que llegó a canciller. A pesar de todo lo que pujó para lavarle la cara al candidato gubernamental, los demócratas, junto al pueblo unido, decimos: el dictador ese. ¡Todos, el 7-O, a liberarnos de él!