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Cuatro empleados de una editorial de Hong Kong críticos con el gobierno de Pekín, detenidos por las autoridades chinas, confesaron en una entrevista a la televisión que habían realizado actividades de contrabando con libros de forma ilegal.
El caso, generó conmoción en Hong Kong y críticas en el mundo entero, ya que los libreros estuvieron desaparecidos varios meses antes de que las autoridades chinas reconocieran que estaban arrestados.
En entrevistas individuales que fueron difundidas el domingo por la noche en la cadena Phoenix TV, con sede en Hong Kong, los cuatro acusados reconocieron haber ejercido el comercio de libros ilegales en China continental. No fue posible comprobar si las declaraciones fueron emitidas de forma libre, pero los cuatro editores enfrentan cargos criminales en China.
"Este tipo de publicaciones no están autorizadas por las autoridades chinas", declaró Gui Minhai, un ciudadano sueco que desapareció en octubre cuando estaba en Tailandia. La editorial hongkonesa Mighty Current es conocida por publicar libros molestos para el poder de Pekín y los dirigentes chinos.
El caso generó temores de que el Gobierno de Pekín esté aumentando su injerencia en la antigua colonia británica, que goza de semiautonomía con respecto al continente. Según los acuerdos de retrocesión durante 50 años, hasta 2047, la isla tiene garantizado que mantendrá una semiautonomía bajo el principio de "un país, dos sistemas".
Gui Minhai, ya había declarado a una cadena de televisión china que había viajado por su propia voluntad para asumir su "responsabilidad legal" en un accidente de carretera ocurrido hace 11 años.
Sus compañeros, Lui Por, Cheung Chi-ping y Lam Wing-kee, lo señalaron como responsable del contrabando. Cheung dijo con lágrimas en los ojos que "está dispuesto a ser castigado conforme a lo que estipula la ley".
Los tres hombres estuvieron un tiempo desaparecidos en China, antes de que las autoridades confirmaran que estaban bajo arresto.
Mientras tanto, no se tiene información sobre un quinto trabajador de la editorial, con pasaporte británico y que despareció en Hong Kong, donde los servicios de seguridad chinos no están autorizados a intervenir.