En 1771, a los veintiún años, Francisco de Miranda emigró a España a continuar sus estudios, en la fragata sueca Prince Frederick.

Sus padres, Sebastián de Miranda y Ravelo y Francisca Antonia Rodríguez, decidieron que debía partir a España, porque en Caracas no tendría mayor futuro por la ausencia de linaje noble en su familia.

En Madrid, se dedicó a estudiar francés, matemáticas y geografía. Su intención era adquirir herramientas suficientes para desenvolverse en Europa. Su vida superó la expectativas familiares al convertirse en un extraordinario político que participó en los hechos más relevantes del siglo XIX, como la Revolución Francesa, vivir por una temporada en la Corte de Catalina la Grande de Rusia, participar en la Independencia de EEUU y finalmente en la de Venezuela a comienzo del siglo XIX.