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Debates

28/08/2018 10:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Cuento escrito por el venezolano Erangel Rivas Parra Contacto: erangel0412@gmail.com

Al primer sonido se irradió la división. Desde entonces los significados se confunden, de palabras dependemos para intentar negociar dentro de este tejido complejo que llamamos realidad. Las ideas son cifras, productos de ecuaciones numéricas que se fusionan como átomos que dan nuevas formas a unidades vivientes, sistemas y a su música. Todo así gira alrededor de algo que lo sustenta y que lo motiva. Recién llegaba al ciber y me señalaron la maquina identificada en la parte superior con el número 13. La pantalla se encendió y marqué la dirección del email. El primer mensaje recibido tenia escrito el siguiente título “Quedan pocos cupos para el primer viaje a Marte” Después de ver la web en donde exponían un post sobre las supuestas propiedades anti cancerígenas del limón y la guanábana, pasé a otra. Superaban en número los insultos a los aportes ofrecidos en el foro virtual. El tema de discusión era “Los beneficios de la alimentación vegetariana” Los vegetarianos y omnívoros polemizaban sobre su perspectiva moral en cuanto si era bueno o malo el consumo de la carne. No tardaron en aunarse al foro bromistas que, saboteando el espacio de debate con comentarios disparatados, sumaron más caos al caos.

En el siguiente mensaje me enviaron un acceso directo. Su fecha, si no me falla la memoria era de un sábado, 18 abril del año 2009. Una mujer de identidad incógnita daba su testimonio acerca de los fraudes cometidos por un poeta, se hacía llamar Johnny Ruedas, inventaba mitos sobre su vida asumiendo ajenas, envolvía a sus víctimas en la maraña, en la tela de araña, la tejía condimentando el sebo con unas cuantas fotos falsas, les enviaba falsos poemas a sus novias… Prisioneras ciegas de sus datos. Prometía que les enviaría un email para felicitarlas en los días festivos. No llegaba jamás la postal virtual de Semana Santa, ni la de Navidad, a Johnny Ruedas le gustaba hacerlas esperar.

Después de su cuento conmovedor terminaba pidiéndoles un pequeño favor: Quería sexo. Y gratis, por internet, o por teléfono. Pero el no gastaría un solo centavo de su saldo y les decía: tócate aquí, tócate allá, ¿Cómo se siente?, ¿tienes juguetes? El día siguiente salía publicada la vergonzosa escena en varias páginas webs. Adictos usuarios de la pornografía virtual cancelaban dinero online para descargarla. La mujer incógnita finalizaba su escrito alertando a las víctimas y perdonándolo a él, a quien ama, y porque es su E.T encarnado con que creció en su mundo de sueños. Pero no podía permitir que siguiera haciéndole daño a más gente inocente. (¿?)… Ya no sabía en qué creer.

Todo aquello me recordaba el conjunto de comentarios generados alrededor de uno de los gurús, maestros, profetas o supuestos canalizadores de enviados de otros planetas. Esos que tenían un mensaje urgente que entregar, y también vender. En el foro virtual polemizaban acerca de sus libros (Muy vendidos) un grupo de detractores los cuestionaban como ilegítimos y fraudulentos. No tardaron a relucir las defensas de sus fanáticos, sus comentarios parecían poesías, tan sublimes que agradecían por el gran progreso espiritual obtenido por las predicas y publicaciones del célebre bonzo. Entre los muchos comentarios mencionaré uno que me llamó mucho la atención.

“Mi papá se llama Henry Cova. Igual que Henry Cova, el escritor. Bueno, les confieso que hay algo que me inquieta desde hace mucho: nací un 6 de junio de 2006, no tuve contacto con él, salvo cuando tenía 7 años. Lo vi solo por 10 minutos. Me dijeron: “Este es tu papá”, y listo… Desde ese día me fui a trabajar con la esperanza de volver a verlo. Me dejó de regalo una escopeta, unos datos para jugar a la lotería y unos folletos panfletarios. Pasaron años, y de repente me asaltaron unas ideas suicidas. Ahora que sigo leyéndolo (Al escritor) como que el asunto me preocupa más. Personas allegadas a mí se suicidaron (Cinco en total) y yo también quería hacer lo mismo. Casi coincidimos… Pero no insistí más en la idea querer ser el último ni ocupar el sitio que le deparaba al primero. Ninguno me dio un ejemplo alentador… Gracias a Dios se adelantó otro y eso me ayudó a despertar de mi letargo místico, en el 2003, año horroroso, como que resucité. En el 2008 ya estaba restaurado, ya no soy consumidor de ese tipo de literatura adictiva. Ahora solo escribo movido por estas extrañas coincidencias.

Los significados se confunden unidos en la más densa blancura, y en los colores de la pantalla, bailaban acompasados de las partituras tocadas por las estrellas anónimas. Eran como copas en manos de locos. Todos dormían, todos soñaban. Los debates no habían llegado a su final todavía.


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