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Las calles en Venezuela se encuentran movilizadas, no importando el género, es un Vía Crucis, todos, derecha e izquierda desean el poder político
Fusión y Convivencias
El ritmo político en Venezuela, ya parece una guasa con sus manifestaciones de dudas, por la manera que se plantea y organizan las marchas. Y lo más increíble, pagan para hacer guarimbas y destabilizar el gobierno oficialista que ya dejo de ser bolivariano, son agresiones constantes por la unidad política que nunca llega y si hablamos de sueldo, ya no se les paga a los incendiarios, vengan de derecha e izquierda.
Algunos que tienen sus neveras repletas de comida, salen a marchar y van a misas religiosas desde muy temprano a limpiar sus almas de todo pecado y, las féminas en su mayoría, exigen bonos para alimentar a sus hijos, mientras los más pobres guardan silencio y solo desean que se les tomen más en serio. Quizá sea falta de perspectiva la mía, pero creo que, según qué acciones, desvisten algunas protestas más que serias y necesarias. ¿El motivo? Ustedes dirán. Pero el resultado es la división, la normalización de lo anormal y el doble check de muchas mujeres a seguir creando diferencias en asuntos que no guardan ninguna lógica.
Las calles en Venezuela se encuentran movilizadas, no importando el género, es un Vía Crucis, todos, derecha e izquierda desean el poder político, como religioso, pero, la cruz, ambos grupos se niegan a llevarla. Que somos diferentes es evidente. Pero no debe ser ése el motivo para diferenciarnos. Que somos iguales siendo distintos. Y se sabe. Y en las Cofradías por venir, aún, el feminismo…estará presente
Son zancadillas por doquier. Estamos, ahora en una sociedad religiosa y sexista, por la cuestión de la banda rosa, toda una carrera de obstáculos, todo se hace difícil y Juan Guaidó no se define, por Leopoldo o por la Machado. Esta carrera por la presidencia con obstáculos es difícil de superar por su carácter persistente, ya son veinte, 20, años en lo mismo. Viene concatenado, unos entran y otros salen.
Con los avances del feminismo (la principal revolución liberadora del siglo XX) algunas de estas zancadillas han perdido fuerza o, mejor dicho, las mujeres han aprendido a evitarlas con inteligencia y fortaleza. Pero ahí siguen, para indignación y vergüenza de quien tenga la lucidez de descubrirlas.
La escuela, la familia y la sociedad generan expectativas superiores sobre los varones. No por su valía demostrada sino por la simple condición de ser varones. Lo he visto muchas veces. Sobre el hermano varón se ha creado un nivel de aspiraciones mucho mayor que el de una hermana. Bien es sabido que la profecía de un suceso suele convertirse en el suceso de la profecía, como sostiene Paul Watzlawick cuando habla de las profecías de autocumplimiento.
Creer en el mito de la excepción ha llevado al engaño de muchas mujeres y algunos hombres bienintencionados
En el caso de solo poder sufragar los estudios de uno de los dos (hermano y hermana), la familia se inclina por asegurar los estudios del varón mientras espera que la mujer se case con un buen partido y resuelva así su vida.
. La cruda realidad dice que las mujeres tienen que superar obstáculos más duros y numerosos para llegar al mismo sitio que los hombres. Pero, ahora la hacen parte del conflicto y ambos grupos deben vivir en barriadas, totalmente olvidados y sin alimentos.
Lo más grave, es la guerra sucia con sus enclaves y falsos positivos, teniendo un punto de referencia, Cúcuta, porque en Venezuela y Nicaragua tienen un orden cerrado de lucha y ejercicio político por los intereses que privan en lo económico, los entes del Estado Bolivariano van hacia una privatización en los servicios públicos, como antes, hoy, nadie cancela agua potable, luz y electricidad y los mismos trabajadores votan a favor de Guaidó dejando solo al presidente Nicolás Maduro Moros.
Sin duda, la guerra sucia está presente y la privatización ya se avecina.
Hay constancia de que las mujeres llegan con más dificultad a puestos de responsabilidad o de dirección. Por diversos motivos: en algunos casos porque la propia mujer dice que ella no puede dedicar tanto tiempo al trabajo ya que tiene que estar pendiente de la casa y de los niños. Otras veces porque se entiende, de manera equivocada, que ellas tienen menos cualidades para ejercer el mando.
Leía recientemente Mujeres y poder, de Mary Beard, y reflexionaba sobre su papel, el de las mujeres, en la sociedad. Sobre las trabas que han ido superando a lo largo de su historia. El empeño de la historia por silenciar su palabra, para invisibiliza hasta reducirlas a meros objetos, débiles y dependientes de los hombres y del Estado político.
Pensaba también en las oportunidades que no tuvieron nuestras madres ni, mucho menos, nuestras abuelas. Reflexionaba sobre los derechos y libertades que tanto mis hijos como yo podemos disfrutar hoy en día, pero también concluí que aún nos quedan muchos retos por alcanzar, y que no podemos dar por plenamente conquistados cada uno de los derechos conseguidos en democracia. Porque si seguimos reivindicando el 8 de marzo, es debido a que aún existen brechas que cerrar y un riesgo real de involución con los discursos recientes que ponen en cuestión la esencia del feminismo.
Sin duda, la guerra sucia está presente y la privatización ya se avecina