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En una semana como esta hace 40 años, Roberto Clemente se preparaba para viajar a Nicaragua, a socorrer a las víctimas de un fuerte terremoto. En la noche de 31 de diciembre de 1972, Puerto Rico perdió a uno de sus mejores representantes.
En esos 40 años que han pasado, su nombre no se ha borrado de las memorias de los boricuas. Hay escuelas, estadios, coliseos, calles y exhibiciones que llevan su nombre. Clemente ha sido parte de la educación de nuestros niños en clases de estudios sociales en las escuelas como una figura ilustre, y nuestra liga invernal lleva su nombre.
Sus actos fuera del terreno se miden bien con su desempeño dentro de él. Clemente bateó para promedio de .317 en su carrera de 18 temporadas. En su último partido ante los Mets de Nueva York, Clemente bateó un doble para su imparable número 3, 000, el total con el que permaneció al momento de su muerte.
"Su legado va más allá del deporte. Roberto le expuso al mundo una idiosincrasia de Puerto Rico, dentro y fuera del terreno", dijo Edwin Rodríguez, dirigente de Puerto Rico, a Metro. Añadió que se ha hecho un trabajo "aceptable" al mantener el legado de Clemente vivo y se puede hacer mejor. "Las escuelas y las ligas relacionadas con el béisbol tienen que hacer un plan para llevar el mensaje y que se estudie a Roberto Clemente con documentales, obras y otras cosas", opinó Rodríguez.
Luego de 40 años, el nombre de Clemente sigue presente en muchos lugares de Puerto Rico. Sería un crimen olvidar lo que representó para nosotros.