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Civilización y misterios

02/12/2020 07:08 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El mundo del oscurantismo repite hasta la saciedad que los orígenes de las civilizaciones están rodeados de misterios, misterios de los que intentan sacar tajada con publicaciones de mentiras, cuentos y leyendas que jamás existieron

Una cosa es que se desconozcan muchos aspectos de ciertas civilizaciones que vivieron aisladas y otra que bien distinta es que con el tiempo se llegue a conocer la parte que se desconoce de su orígenes, sus costumbres y otros aspectos hasta ahora desconocidos.

No hay tanto misterio como se dice, hay lagunas, cosas que desconocemos, pero que forman parte de un todo del que conocemos de forma parcial, hay piezas que faltan en el rompecabezas pero que tarde o temprano se pueden descubrir, sin necesidad de recurrir a inventarse falsas historias.

Esas falsas historias son las que ha ido creando el hombre a lo largo de su existencia cuando no encontraba respuesta a muchas de sus preguntas.

Cuando algunos seres humanos dejaron de ser nómadas y se asentaron en un territorio la humanidad cambió su curso y dio pie a la agricultura y con ella a la acumulación de excedentes de alimentos.

Por fin el hombre no tenía que recorrer grandes distancias para alimentarse de lo que cazaba y del descubrimiento de plantaciones silvestres, así aprendió a domesticar la naturaleza, siguiendo el ejemplo de la domesticación del lobo hasta convertirlo en perro y fiel amigo.

Más tarde domesticaría al gato para proteger sus graneros, aparecerían los metales y después la rueda para crear las nuevas civilizaciones.

Los nuevos asentamientos llevaron a muchos hombres a imitar a otros creando pueblos y ciudades en el Creciente Fértil y con ellos se inventó la escritura, la religión y el poder.

De entre esos pueblos siempre han causado admiración y sorpresa los egipcios, que sirvieron y sirven para alimentar la imaginación de otros pueblos.

Y la causa de esas leyendas se debe fundamentalmente a que los egipcios fueron una civilización cerrada al exterior y cerrada en sí misma para alimentar toda suerte de mitos dentro y fuera de su sociedad.

Algo que pretenden y han pretendido muchas otras sociedades a lo largo de la historia, creando una falsa imagen de sí mismos para impresionar y atemorizar al resto de los mortales.

Esta suerte de localismo, dio pie al nacionalismo y a la defensa de lo particular frente a lo general, con el único y claro deseo de mantenerse en el poder a través del tiempo generación tras generación.

Así se explica cómo la élite gobernante era tan cerrada que se reproducían entre ellos, casándose hermanos con hermanas, padres con hijas, o parientes cercanos.

Llegaba a tal extremo la exaltación de estas élites, que consumían pequeñas dosis de mercurio, para mantener la tez pálida que les diferenciaba del resto de los mortales, una práctica que utilizaron muchas otras élites por procedimientos distintos.

La noche y sus estrellas dan paso al día y al sol con su claridad, para descubrir la verdad

Para los egipcios la escritura era una práctica reservada para las élites y a la que no tenía acceso el pueblo en su inmensa mayoría analfabeto durante miles de años, la única escritura que usaban los egipcios en sus relaciones con otros pueblos durante miles de años fue la escritura cuneiforme de los pueblos acadios, tal como se demuestra con el hallazgo de miles de tablas acadias en las excavaciones de Egipto.

Egipto se empeñó desde los orígenes de su civilización en crear y mantener una sociedad cerrada al resto del mundo, impidiendo a toda costa que sus faraones se pudieran mezclar con la plebe o con otras sociedades.

Esta costumbre se conservó y se agudizó incluso, con la llegada de los griegos Ptolomeos al poder, que ni siquiera cambiaban el nombre de sus faraones, hasta el final de la dinastía con Cleopatra, que intentó de forma desesperada cruzar a los egipcios con los romanos, siendo la causa de su muerte con Cesar Augusto.

El espolio y el saqueo sistemático de Egipto, con la consecuente desaparición de pruebas y documentos de su pasado esplendoroso, dio pie a la creación de las numerosas leyendas sobre sus orígenes e incluso sobre su ocaso como civilización claramente diferenciada a lo largo de miles de años.

Pero no cabe la menor duda de que fueron los mismos egipcios los que se empeñaron en crear esa aureola de misterio en torno a sus orígenes y a su sociedad cerrada al mundo exterior, al considerarse a sí mismos dioses vivientes y eternos que después de su muerte terrenal pasaban a mejor vida en el inframundo, bajo la tierra.

Sus pirámides sirvieron de ejemplo para la construcción de los Zigurats acadios y la representación simbólica del lugar desde el cual se comunicaban los reyes-dioses de la tierra con los dioses del cielo, especialmente con el sol, simbolizado por Ra.

La astrología, conforme se fue extendiendo y popularizando entre los pueblos del planeta, se encargó de todo lo demás.

La creencia de la influencia de las estrellas y sus posibles habitantes en la vida de los seres humanos, alimentó hasta nuestros días toda suerte de teorías y conspiraciones cósmicas, que sólo existen en la mente calenturienta de los mortales, deseosos de tener un pariente más allá de las estrellas, tal como decían los egipcios de sus faraones y tal como imitaron el resto de las civilizaciones, ser hijo de un dios, es muy distinto a ser hijo de cualquier mortal.

 

Por eso cada argentino procura tener a buen recaudo su Carta Astral, una especie de pedigrí otorgado por los astros, que no son otra cosa que dioses que alumbran el firmamento.

 

 

@ordosgonzalo

 

 

gonzalo   alvarez-lago   garcia-teixeiro


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