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A las muchas dificultades para entender el Islam en occidente, hay que sumar las otras muchas divisiones que presenta el mundo islámico desde su nacimiento, que dan origen a multitud de palabras imposibles de entender por parte de los profanos
Globedia, es un diario que se publica en 20 países que hablan el español, con voluntad de llegar a más de 600 millones de hispanohablantes en todo el planeta.
Cuando decimos que el Islam es difícil de entender para un profano, usamos la palabra precisa, ya que profano es aquello que no es sagrado o la persona que carece de conocimientos sobre la materia.
Aunque los musulmanes cuentan cada uno, su versión interesada de la historia, lo cierto es que las desavenencias que determinan su división en dos grandes familias, están precisamente en las diferencias familiares de los descendientes de Mahoma y sus discípulos.
Tras la muerte de Mahoma y durante el mandato del Sultán Otman Ibn Affan (yerno de Mahoma), se creó un partido (sía) de oposición a su sultanato, encabezado por A'isa, la hija del primer Califa (Abu Bakr) esposa favorita de Mahoma y Alí primo yerno del profeta, casado con su hija Fátima, venerada por los chiítas como la Gran Señora del Islam.
Este partido (sía) es el origen del chiísmo, (los siíes), los defensores de la línea sucesora familiar de Mahoma a partir de Alí y no de otros (los Omeyas).
Pero durante el Califato de Alí, se produjo un enfrentamiento con su primo el Califa de Siria (Muhawiya) en torno al cual se agruparon sus enemigos y detractores que terminaron por asesinarle en la mezquita de Kufa, a pesar de lo cual sus descendientes siguieron siendo considerados los legítimos sucesores de Mahoma, según los chiítas.
Por su parte los seguidores de su primo Muhawiya, fundaron la dinastía Omeya, con la que el mundo musulmán alcanzaría su máximo esplendor a lo largo de casi un siglo, sucediéndose unos a otros los miembros de la tribu de Muhawiya (Mu'awiya ibn Abi Sufyan), derrotando a los siíes o chiítas, en sucesivas guerras.
La legitimidad de los Omeyas parte del clan de la tribu (Quraysh) a la que pertenecía Mahoma, cuando nació en La Meca y también son conocidos como hachemíes.
Las lucha intestinas entre las distintas tribus y partidos musulmanes terminaron por derrocar a la dinastía Omeya y su único superviviente se refugió en Al-Ándalus, fundando el Emirato de Córdoba que más tarde pasaría convertirse en el Califato de Córdoba y que dominará el norte de África y gran parte de la península Ibérica durante más de 700 años ya convertido en un reino de taifas (fracciones).
Los islamistas siguen disputándose la herencia de Mahoma
Las taifas son algo inherente a los árabes, muy dados a los bandos propios de las tribus nómadas de los desiertos, debido a su idiosincrasia desconfiada y sus vínculos familiares.
Las taifas son un claro ejemplo de esa pugna constante entre musulmanes, que lleva al enfrentamiento entre sunitas y chiíes desde hace miles de años.
Así las cosas los chiíes están representados en el mundo por los persas iraníes y sus Ayatolás mientras los suníes están representados por los Emiratos Árabes, y especialmente por Arabia Saudí.
En el medio están los turcos otomanos, mayoritariamente sunitas y con una gran influencia sufista a la que ya hemos hecho mención en un artículo anterior (ver enlace).
Entendiendo esto es más fácil entender porqué luchan en Siria tantos bandos como corrientes existen en el seno del Islam y cómo se produce un crecimiento del salafismo o yihadismo, el ala más radical del islamismo, azuzada por los extremistas sunitas y chiítas, que financian a sus cachorros del desierto, para debilitar a la competencia.
En el medio están los occidentales haciendo de salvadores, sin enterarse que son infieles a ojos de todos y a los que culpan todas de sus desgracias y por lo tanto enemigo común del Islam sea chiíta o sea sunita, pero especialmente para los salafistas o yihadistas.
También se puede entender porque existe una coalición árabe sunita que combate en África y en Siria a los chiítas.
Luego el problema no es Bashar Al-Assad, ni lo era Muammar Al-Gadafi, ni Sadam Husein.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro