Al PSG le falta el palmarés de los grandes, pero viste una plantilla temible que le ha exprimido al máximo. Lo mantuvo fuera de Europa durante veinte minutos.
Apareció la mitad de Messi y resurgió un equipo que sin
fútbol sabe sufrir con casta.
Se puede hacer carrera en gracias a los errores de tu rival. Aún más si eres quien los provoca. El PSG se llevó el mérito en la primera parte de smbrar de minas cada salida jugada de balón azulgrana. Sergio Busquets y Adriano estuvieron especialmente fallones, bien apretados por la presión de Ibrahimovic y Lavezzi. Los errores en la entrega exigieron lo mejor de Víctor Valdés, un portero hecho para este equipo en mayor medida que el propio escudo. Es capaz de mantener la concentración todo el partido aunque apenas tenga que intervenir un par de veces. Además, cuando tiene la obligación de parar lo hace agarrando la pelota casi siempre. Lavezzi y Lucas Moura lo comprobaron en varias ocasiones. Piqué se tuvo que multiplicar en defensa para cubrir su zona y la de un Adriano descolocado y superado por su función de central interino. Arriba mantuvieron el tipo Cesc, cumplidor de sobra en las funciones de Messi, e Iniesta. El resto del ataque mostró una inusitada timidez.

El dato de posesión resultó engañoso. Ni el duelo estaba controlado ni garantizó que el PSG llegase con menos frecuencia a su área. El Barcelona quizás no olvidó en ningún momento que el resultado jugaba a su favor. Pastore se lo recordó al culminar un contragolpe iniciado por Verrati y alargado de forma magistral por Ibrahimovic (min. 50). Diez minutos más tarde entró en juego Messi. Al argentino le sobra con andar para meter miedo a cualquiera. Hasta lesionado supone una preocupación razonable. De su cuenta corrió el inicio de la jugada del empate. Arrastró hacia él dos defensas, cambió de ritmo en carrera y dio un pase a Villa al corazón del área. Éste tocó atrás de primeras y allí apareció Pedro para el 1-1. (min. 70). No existe un jugador con aspecto de secundario que se haya ganado más primeros planos que él.