El director chino Jia Zhangke, da una vuelta de tuerca al thriller, para confeccionar una cinta melancólica, en la que juega con los sentimientos de sus dos protagonistas. Más bien la podría definir como un "melothriller".

Qiao pareja de un jefe de un clan mafioso de una localidad, haría cualquier cosa por estar siempre al lado de él, Bin. Un hombre respetado dentro de su clan, pero no por las bandas rivales, las cuales le tienden una emboscada en medio de la plaza de la ciudad. Qiao, en un acto reflejo le salvara la vida; pero a costa de tener que pasar una larga temporada en la cárcel, por pertenencia de armas de fuego sin licencia. Cuando termina su condena, ve que como la lejanía con Bin, es mucho más de lo que ella se llegaría a pensar. Aquí es donde Qiao decide emprender un viaje para poder encontrarse con la persona que perdió hace mucho tiempo. Con ella misma. La actriz Zhao Tao, es la encargada de dar vida a Qiao, la cual se amolda de una manera sorprendente en cada uno de los estados por los que pasará Qiao, Como Bin Liao Fan, llega a emprender otra serie de situaciones, donde la llamada "realidad", le pondrá con los pies en la tierra, esa que a lo mejor perdió, sin que fuera él su dueño.

La ceniza es el blanco más puro hace un gran ejercicio a la hora de ir enlazando historias comunes, dentro de una mirada más individual, en cada uno de los personajes, ya sean los principales o los recurrentes. Las situaciones, las cuales hacen que todo lo que se cree conocido, llega a quedar como si fuera una tierra sin descubrir; y sobre todo, nos enseñan que, del amor al odio, no hay un paso, en medio está la indiferencia. Sentimiento que en realidad llega a ser más perjudicial que el propio odio.

En su contra, es una historia que va a paso muy lento y que no llega a tener un ritmo muy seguido. Dejando como punto más álgido cuando muestran las dos facetas de la relación de Quiao y Bin, desde la unión, hasta cuando se ven entre ellos, y, solo se contemplan a dos perfectos desconocidos.

Nota: 7/10 .